De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque Nº119-MAYO 2008
Jorge Alberto Liriano Linares desde la prisión Kilo 7 en Camagüey.
Respuesta de Jorge Alberto Liriano Linares a la interrogante que se le hizo sobre el preso político del grupo de los 75: Normando Hernández González
Lo que puedo decir es que a Normando lo trajeron de La Habana el pasado 9 de mayo, llegó aquí a la Prisión Provincial Kilo 7 en horas de la tarde, y enseguida que lo conocimos, tratamos de comunicarnos para conocer sobre su estado de salud, y bajo qué condiciones fue trasladado desde el hospital Militar donde se encontraba ingresado en la capital, pues sabemos del cuadro clínico que presenta Normando y por el cual debe permanecer hospitalizado y bajo tratamiento médico especializado.
Hoy hace 9 días del arribo de Normando a Kilo 7 y nos ha sido imposible establecer comunicación con él, pues fue confinado al aislamiento en una celda de la enfermería del penal, donde nadie tiene acceso. Esta celda se conoce como la celda de los condenados a muerte. Allí tradicionalmente permanecen los reos que esperan ser fusilados.
En esta celda te puedo asegurar que las condiciones son infrahumanas. Es un recinto que mide 3,75 metros de largo por 1,40 de ancho. Apenas hay espacio para moverse, teniendo en cuenta la cama que ocupa espacio, el baño y el hueco del “turco”. Para llegar a esta celda hay que franquear tres puertas, de barrotes y de candados. Ya puedes imaginarte la especie de tumba o panteón donde tienen a Normando. Lo han enterrado vivo. Sin agua potable, sin iluminación y el calor es insoportable.
Conocí por una fuente confiable, que por motivos de seguridad no debo dar a conocer su identidad, que la alimentación que le están dando a Normando es la misma de la población penal, compuesta por apenas dos cucharadas de cabecillas de arroz con gusanos, agua de lenteja y la masa cárnica putrefacta , comúnmente conocida como “vómito de perro”. Normando lleva 9 días rechazando el alimento, aún cuando no tiene nada para suplir la falta de éste, pues no ha recibido jaba familiar desde que llegó.
Esta misma fuente me aseguró que tampoco le están suministrando el tratamiento médico, pues lo trajeron de la Habana sin la historia clínica, ni el tratamiento indicado. Que a diario se queja de los fuertes dolores abdominales y le inyectan sedantes y le dan tabletas para dormir, y así mantenerlo sedado.
La situación del prisionero de conciencia Normando Hernández González es en extremo preocupante, debido al estado grave de salud en que se encuentra y de acuerdo a los métodos que se están empleando con él. Me atrevo a asegurar que el gobierno y sus órganos represivos están asesinando de forma sutil y premeditada a este hombre. Este confinamiento en la celda de los condenados a muerte es una prueba más. La suspensión de medicamentos y alimentos prescriptos por los especialistas, el aislamiento y las condiciones infrahumanas de vida, del medio al que ha sido destinado, son pruebas más que suficientes de la vileza y la maldad criminal que se cierne contra este ser humano enfermo, injustamente encarcelado por el régimen totalitario de los hermanos Castro.
Para mi criterio lo están torturando física y sicológicamente, ellos conocen que el organismo débil y enfermo de Normando, no resistirá. Este es uno más de los tantos asesinatos y crímenes cometidos por la dictadura, contra personas inocentes y pacíficas, que solo desean darle a su patria una vida libre, justa, decorosa y democrática.
A Normando el gobierno cubano y sus órganos de represión lo están asesinando, muy sutilmente, no cabe dudas. Este periodista humilde y sencillo que un día puso sus ideas y su palabra al servicio de una causa justa y desplegó la imaginación de su verbo para denunciar y combatir la barbarie criminal de la dictadura contra su pueblo. El gobierno totalitario no lo perdona, ni aún cuando enfermo en estado crítico, merece ser atendido como ser humano.
Considero que esto es un crimen horrendo que se erige como una mancha para la conciencia de la humanidad. El gobierno cubano está asesinando periodistas en sus cárceles y campos de concentración, el mundo debe conocerlo y pronunciarse enérgicamente contra estos hechos.