De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque Nº. 111-
MAYO 2008
La vida del prisionero político y de conciencia Orlando Zapata Tamayo (foto) corre un grave peligro, quien se encuentra enrolado en una huelga de hambre desde el pasado 22 de abril.
Como todo indica la policía política represiva, el régimen y sus súbditos de los órganos de prisiones, han dado órdenes precisas de reprimir violentamente todo brote de descontento o de protesta. Para este macabro fin han captado a reos peligrosos, y de baja catadura moral.
El pasado 28 del mes de abril, se presentaron en el Destacamento No.2, los oficiales directivos conocidos por los nombres de Eleuterio y Terrillo, ambos con grados de capitán y quienes fungen como segundo jefe de Unidad;, junto al oficial reeducador, primer teniente Mora; el neogenocida Eleuterio ordenó, frente a la vista de muchos reos, que son testigos, que golpearan y le cayeran a palos a Zapata Tamayo.
Varios reclusos frente a este acto, mostraron su desacuerdo por la peligrosa orden, y fueron amenazados por asumir una postura digna y humana; mientras que uno de los lacayos que sirve de marioneta a los militares, que se nombra Orlando Mejías, conocido por Lando, expresó que Zapata lo tiene cansado y que en cualquier momento lo mata. Lo que suscitó la clara alegría del segundo jefe de la Unidad.
Condeno este intento de asesinato y alerto a la comunidad internacional que lo que le suceda al prisionero de conciencia correrá a cargo del régimen cubano.
Por otro lado he sido comunicado, que la policía política con la anuencia del régimen, ha creado una especie de bandas paramilitares, de reclusos peligrosos, para que agredan y repriman violentamente cualquier tipo de protesta y todo quedaría al filo de la impunidad, como si fuera riña entre reos.
Hago saber que me encuentro dentro de las posibles y primeras víctimas, ya que según los directivos de prisiones y la Seguridad del Estado, no van a permitir lo que consideran actos contrarrevolucionarios en las calles, ni en las cárceles. Mucho menos acá.
Doy a conocer que ninguna de estas amenazas de muerte, van a detener mis justas protestas, cuando sean necesarias.
MAYO 2008
La vida del prisionero político y de conciencia Orlando Zapata Tamayo (foto) corre un grave peligro, quien se encuentra enrolado en una huelga de hambre desde el pasado 22 de abril.
Como todo indica la policía política represiva, el régimen y sus súbditos de los órganos de prisiones, han dado órdenes precisas de reprimir violentamente todo brote de descontento o de protesta. Para este macabro fin han captado a reos peligrosos, y de baja catadura moral.
El pasado 28 del mes de abril, se presentaron en el Destacamento No.2, los oficiales directivos conocidos por los nombres de Eleuterio y Terrillo, ambos con grados de capitán y quienes fungen como segundo jefe de Unidad;, junto al oficial reeducador, primer teniente Mora; el neogenocida Eleuterio ordenó, frente a la vista de muchos reos, que son testigos, que golpearan y le cayeran a palos a Zapata Tamayo.
Varios reclusos frente a este acto, mostraron su desacuerdo por la peligrosa orden, y fueron amenazados por asumir una postura digna y humana; mientras que uno de los lacayos que sirve de marioneta a los militares, que se nombra Orlando Mejías, conocido por Lando, expresó que Zapata lo tiene cansado y que en cualquier momento lo mata. Lo que suscitó la clara alegría del segundo jefe de la Unidad.
Condeno este intento de asesinato y alerto a la comunidad internacional que lo que le suceda al prisionero de conciencia correrá a cargo del régimen cubano.
Por otro lado he sido comunicado, que la policía política con la anuencia del régimen, ha creado una especie de bandas paramilitares, de reclusos peligrosos, para que agredan y repriman violentamente cualquier tipo de protesta y todo quedaría al filo de la impunidad, como si fuera riña entre reos.
Hago saber que me encuentro dentro de las posibles y primeras víctimas, ya que según los directivos de prisiones y la Seguridad del Estado, no van a permitir lo que consideran actos contrarrevolucionarios en las calles, ni en las cárceles. Mucho menos acá.
Doy a conocer que ninguna de estas amenazas de muerte, van a detener mis justas protestas, cuando sean necesarias.