LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Lo constructivo entre los miembros de la oposición sería apoyarse, respetarse y sobre todo combatir de una forma u otra al régimen y no a otros miembros de la misma oposición. Si esto se cumpliera, no sería necesario ni hablar de la unidad; lo que sí resulta imprescindible es la tolerancia. Si hay algún espacio que se puede usar, debería utilizarse para que se conozcan las violaciones del sistema, sobre todo las que tiene con la oposición interna. Claro, es imposible hacer actuar a algunos de esta forma, por múltiples motivos, entre ellos la cooperación con la policía política, algunas veces de una forma tan sutil que confunde hasta a los más avezados en la materia de la disidencia.
Es por eso que es tan importante esta semana de homenaje a Laura Pollán Toledo, en el primer aniversario de su muerte. Es algo que nos llama a unirnos alrededor de la memoria de esta valiente mujer que durante tantos años luchó por la libertad de los presos políticos del Grupo de los 75.
Si bien es cierto que no todos la conocieron ni tuvieron oportunidad de conversar con Laura, hay que considerar que la consolidación de las esposas y familiares de los presos de conciencia de la Primavera Negra, en las Damas de Blanco, es en buena parte un logro suyo, aunque también otras mujeres estuvieron a su alrededor y hoy se mantienen en la organización.
Homenajear a Laura Pollán de alguna forma, es sencillamente un acto de amor a la libertad y la democracia, algo que ella representa. Su trabajo con el colectivo de mujeres sobrepasó las fronteras de la isla y se convirtió en un símbolo de la nación cubana; tanto dentro como fuera de nuestro país se conoce y se nombra a Las Damas de Blanco.
Ver a estas generosas mujeres caminar por las calles, sin importarles que lo hacen bajo el peligro constante de ser reprimidas por la policía política, de ser golpeadas, llevadas a prisión, desdeñadas por otras mujeres y hombres también cubanos, que las ofenden y maltratan, es como asistir a una fiesta de hidalguía.
Una mancha blanca con gladiolos en las manos, que cada vez se hace mayor, camina domingo a domingo por la 5ta. Avenida del barrio de Miramar, llevando un mensaje de libertad a los que por ahí transitan, y también a los que residen en ese lugar no accesible para el cubano promedio; pues allí viven casi exclusivamente extranjeros, diplomáticos y miembros de la jerarquía del régimen, privilegiados con las casas usurpadas a los “ricos”, para beneficio de los “nuevos ricos”, no tan nuevos ya después de 50 años, y sus favorecidos.
Al frente de estas mujeres cuyos blancos vestidos simbolizan paz y amor; desfila siempre el espectro de Laura Pollán, para guiarlas hasta conseguir el fin último de todos los cubanos libres de alma: la democracia.
Dios permita que podamos recordar en armonía a todos los que, como Laura, han dejado su vida en la lucha contra la dictadura; que aprendamos a respetar a los que continúan haciendo lo que está en sus manos para que se conozca la verdad de lo que pasa en la Isla y lograr el regreso de la libertad.
Que Laura Pollán siga siendo una inspiración constante para las Damas de Blanco. Que pronto, no solo los disidentes, sino todo el pueblo, pueda homenajear en paz a los que han muerto a lo largo de esta lucha que ya sobrepasa las cinco décadas. Comulguemos en el amor y el respeto por los que arriesgan su vida día a día para lograr la libertad de todos los cubanos.