Martes, 27 de Marzo de 2012 02:41
Cuba actualidad, La Víbora, La Habana, (PD) Recientemente el Noticiero Nacional de Televisión, en su emisión estelar de las ocho de la noche, mostró imágenes de varias hectáreas de tierra en la provincia oriental de Holguín que habían sido beneficiadas por una inversión de compra en el exterior de sistemas de riego automatizados.
Según el periodista que presentó la noticia, esto hará que crezca en un breve espacio de tiempo la producción de alimentos en la localidad.
Los televidentes que acostumbran a sintonizar este servicio informativo –si tienen buena memoria- podrán recordar que estas imágenes se han proyectado una y otra vez a lo largo de estos 53 años. Quizás no sean las mismas, pero bien pudieran serlo. Lo que sí es un hecho es que son historias que se repiten, una y otra vez, en cualquier lugar del país, sin nunca llegarse a conocer los resultados; pero no hay que tener mucha imaginación para saber que son negativos.
Igual sucede con las llamadas organizaciones políticas y de masas, que se reúnen periódicamente en plenos, congresos, asambleas, etc., y siempre acuerdan lo mismo; discuten monótonamente similares problemas y no llegan a soluciones. Lo que nunca sale publicado -y tampoco quieren recordarlo- es que en encuentros anteriores quedaron engavetados compromisos de los que no hubo resultados.
Un ejemplo de ello, que se hizo manifiesto a través del periódico Tribuna de La Habana, órgano del Comité Provincial del Partido Comunista en la capital, fue la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, que tuvo su vigésima reunión ordinaria el 18 de febrero pasado, donde se aprobaron los principales objetivos a alcanzar en el año 2012. Pero aquellos que leyeron el mismo semanario que se publicó con fecha 6 de febrero de 2011, ya no tendrían que haber recibido esta noticia, por no ser nada nuevo, solo copia fiel del año anterior.
Implica que todos los años se lleva a cabo la misma reunión para que el gobierno de la capital se pronuncie por lo que va a hacer durante doce meses, pero en síntesis se puede resumir en: más eficiencia y exigencia y la ejemplaridad de los cuadros, la mejora de la contabilidad y los controles, entre otras cosas, que culminan con la lucha contra la corrupción. La diferencia entre cada uno de los encuentros está sólo en los asistentes. Esto sí varía mucho; tanto en los niveles provinciales como municipales, hay una gran "promoción" de nuevos cuadros, que puede entenderse como que los predecesores no servían, pero en el lenguaje virtual que utiliza el régimen no cabe nada que signifique fracaso; se obvia mencionar las sustituciones.
Este mismo análisis de lo que se repite hasta el cansancio, puede hacerse sobre los discursos, empezando por los de Raúl Castro, que cuando comenzó a tratar de dirigir el país, utilizó algunos planteamientos, que permitieron pensar a quienes aún mantienen esperanzas; que podría existir alguna voluntad de cambio. Sin embargo, en la medida que fue pasando el tiempo, todo se desvaneció y sólo se pudo recoger el agotamiento total que tiene el sistema, plasmado en los Lineamientos del Partido, de los cuales, una parte considerable está en estudio, pendiente de implementarse o sencillamente de perfeccionarse.
Pero toda esta amalgama de futuras soluciones se aleja cada vez más de lo posible. Sólo habría que mencionar que, por enésima vez, en estos momentos se acaba de constituir el Ministerio de Industrias, el cual en varias ocasiones ha sido instituido como fórmula mágica para resolver los problemas que tienen las diferentes industrias del país y después se ha vuelto a desmembrar.
Los remedios a los graves problemas por los que atraviesa la economía del país, que afectan a un porciento elevado de la población, son muy fáciles; el régimen los conoce, pero no existe voluntad política para solucionarlos, porque, en primer lugar, la economía está subordinada al mantenimiento del poder y nada que pase por la posibilidad de que la dictadura se tambalee o caiga, va a ser aceptado. No importa el sacrificio que esto cueste al pueblo, las carencias, las enfermedades, la pérdida de valores. Todo, absolutamente todo, está subordinado al hecho de que los jerarcas se mantengan succionando para su beneficio los bienes creados por el pueblo, que no son muchos y cada vez serán menos.
Estos métodos que utiliza el régimen son una forma de vender futuro, ya muy gastada; nadie cree en que haya en el mapa de su vida, mejores días que estos por los que se están pasando, sobre todo los que nacieron con la "Involución" y ya están cansados de que se repitan por ciclos las soluciones mágicas. Es como si pregonaran: "Vamos a cambiarlo todo para que todo siga igual".
Según el periodista que presentó la noticia, esto hará que crezca en un breve espacio de tiempo la producción de alimentos en la localidad.
Los televidentes que acostumbran a sintonizar este servicio informativo –si tienen buena memoria- podrán recordar que estas imágenes se han proyectado una y otra vez a lo largo de estos 53 años. Quizás no sean las mismas, pero bien pudieran serlo. Lo que sí es un hecho es que son historias que se repiten, una y otra vez, en cualquier lugar del país, sin nunca llegarse a conocer los resultados; pero no hay que tener mucha imaginación para saber que son negativos.
Igual sucede con las llamadas organizaciones políticas y de masas, que se reúnen periódicamente en plenos, congresos, asambleas, etc., y siempre acuerdan lo mismo; discuten monótonamente similares problemas y no llegan a soluciones. Lo que nunca sale publicado -y tampoco quieren recordarlo- es que en encuentros anteriores quedaron engavetados compromisos de los que no hubo resultados.
Un ejemplo de ello, que se hizo manifiesto a través del periódico Tribuna de La Habana, órgano del Comité Provincial del Partido Comunista en la capital, fue la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, que tuvo su vigésima reunión ordinaria el 18 de febrero pasado, donde se aprobaron los principales objetivos a alcanzar en el año 2012. Pero aquellos que leyeron el mismo semanario que se publicó con fecha 6 de febrero de 2011, ya no tendrían que haber recibido esta noticia, por no ser nada nuevo, solo copia fiel del año anterior.
Implica que todos los años se lleva a cabo la misma reunión para que el gobierno de la capital se pronuncie por lo que va a hacer durante doce meses, pero en síntesis se puede resumir en: más eficiencia y exigencia y la ejemplaridad de los cuadros, la mejora de la contabilidad y los controles, entre otras cosas, que culminan con la lucha contra la corrupción. La diferencia entre cada uno de los encuentros está sólo en los asistentes. Esto sí varía mucho; tanto en los niveles provinciales como municipales, hay una gran "promoción" de nuevos cuadros, que puede entenderse como que los predecesores no servían, pero en el lenguaje virtual que utiliza el régimen no cabe nada que signifique fracaso; se obvia mencionar las sustituciones.
Este mismo análisis de lo que se repite hasta el cansancio, puede hacerse sobre los discursos, empezando por los de Raúl Castro, que cuando comenzó a tratar de dirigir el país, utilizó algunos planteamientos, que permitieron pensar a quienes aún mantienen esperanzas; que podría existir alguna voluntad de cambio. Sin embargo, en la medida que fue pasando el tiempo, todo se desvaneció y sólo se pudo recoger el agotamiento total que tiene el sistema, plasmado en los Lineamientos del Partido, de los cuales, una parte considerable está en estudio, pendiente de implementarse o sencillamente de perfeccionarse.
Pero toda esta amalgama de futuras soluciones se aleja cada vez más de lo posible. Sólo habría que mencionar que, por enésima vez, en estos momentos se acaba de constituir el Ministerio de Industrias, el cual en varias ocasiones ha sido instituido como fórmula mágica para resolver los problemas que tienen las diferentes industrias del país y después se ha vuelto a desmembrar.
Los remedios a los graves problemas por los que atraviesa la economía del país, que afectan a un porciento elevado de la población, son muy fáciles; el régimen los conoce, pero no existe voluntad política para solucionarlos, porque, en primer lugar, la economía está subordinada al mantenimiento del poder y nada que pase por la posibilidad de que la dictadura se tambalee o caiga, va a ser aceptado. No importa el sacrificio que esto cueste al pueblo, las carencias, las enfermedades, la pérdida de valores. Todo, absolutamente todo, está subordinado al hecho de que los jerarcas se mantengan succionando para su beneficio los bienes creados por el pueblo, que no son muchos y cada vez serán menos.
Estos métodos que utiliza el régimen son una forma de vender futuro, ya muy gastada; nadie cree en que haya en el mapa de su vida, mejores días que estos por los que se están pasando, sobre todo los que nacieron con la "Involución" y ya están cansados de que se repitan por ciclos las soluciones mágicas. Es como si pregonaran: "Vamos a cambiarlo todo para que todo siga igual".