De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Doc. Nº. 124- MAYO 2008
Jorge Alberto Liriano Linares, Prisión Provincial Kilo7, Camagüey.
Cuba, en pleno siglo XXI es una isla prisionera de una ideología compleja y excesiva que limita los derechos y libertades del hombre. Los cubanos somos un pueblo excomulgado del desarrollo, un pueblo que sumido en la ignorancia construyó su propia jaula, desarrollando su parasitismo sobre el monstruo, que lo oprime y lo socaba.
En los últimos días, los cubanos estamos viviendo una nueva maniobra del gobierno contra la oposición interna, a través de los medios de difusión masiva, que controla y manipula el propio régimen, que evidentemente responden a sus intereses. Hemos podido apreciar el despliegue de toda una campaña de descrédito, argumentando supuestos vínculos de la oposición interna con grupos terroristas en el exilio.
Ciertamente considero ridículas y cínicas las aseveraciones del régimen totalitario y de sus seguidores de doble moral, con sus mansiones, sus automóviles lujosos y sus bolsillos llenos. Como si el mundo no conociera que a lo largo de medio siglo, la dictadura de los hermanos Castro apoyada en sus órganos represivos, ha tratado de dividir, debilitar y corromper el movimiento opositor interno, precisamente porque le teme a la verdad, reprime cruelmente a quienes les esgrimen valerosamente.
¿A quién pretenden engañar a estas alturas? Como si los cubanos no conociéramos y hubiésemos vivido medio siglo de injusticias, discriminación, escaseces y desesperanzas. Medio siglo de mentiras, fraude y demagogia; medio siglo de represión y violencia, pisoteando nuestros derechos y libertades. Como si los cubanos dentro y fuera de Cuba, no conociéramos que el gobierno tirano prohíbe pensar libremente, tener ideas y hasta soñar y vivir como seres humanos.
¿A quién pretenden engañar a estas alturas estos asesinos de la verdad? La verdad de un país donde la vida dejó de tener valor, tanto en lo físico como en lo moral. Un país donde la libertad fue sistemáticamente violada y la dignidad de los cubanos escarnecida, bajo los bárbaros métodos de represión, con el objetivo de mantenerse a todo trance en el poder. Le temen a la verdad, sienten miedo de sus actos de extrema crueldad, que salgan a la luz pública las pruebas y los testimonios de esos crímenes y acciones terroristas.
Es inútil tratar de encubrir el crimen, son muchos los fusilamientos impunes; son muchos los torturados que muestran en sus cuerpos las huellas del suplicio al que fueron sometidos. Aquí están los vejados y apaleados por la policía política, cuyas heridas son como voces que denuncian la represión y el terror sufridos. Ahí están los que tuvieron que desterrarse para no morir en las garras de los esbirros o cumplir injustas condenas en las cárceles de la Isla.
Los asesinos de la verdad desatan campañas desestabilizadoras contra quienes dignamente los enfrentan. ¿A quién pretenden confundir? Los cubanos y todas las personas de buena voluntad del mundo conocen como actúa y despliega sus fuerzas el régimen imperante en la Isla, sobran experiencias a lo largo de cinco décadas, golpeando, torturando y encarcelando periodistas y activistas de derechos humanos inocentes.
Sin escrúpulos, el régimen mantiene encarcelado a periodistas que pusieron su imaginación, su palabra y su intelecto; al servicio de un orden social más justo, más humano y más digno. Hablan y tildan de terroristas y mercenarias, sin el más mínimo pudor y respeto, por mujeres del estirpe de Mariana, las dignas y valerosas Damas de Blanco, quiénes pacíficamente imploran libertad para sus hijos y esposos, injustamente secuestrados, en la oleada criminal desatada por el gobierno en la Primavera Negra del 2003.
Tipifican a la incansable luchadora y digna defensora de los derechos de su pueblo, Martha Beatriz Roque Cabello, de sicaria y mercenaria. ¡Qué difícil resulta creerlo!, pues nuestra valiente hermana de lucha Martha Beatriz, no participó en el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, el 24 de febrero de 1996; tampoco ordenó fusilar a los jóvenes balseros en marzo del 2003. Ella, jamás, ha participado en el desalojo de una familia cubana; tampoco ha golpeado y torturado a alguien, ni ha ordenado encarcelar periodistas inocentes.
Esta valiente mujer, no dirigió la misión guerrerista en Angola, y otros pueblos del mundo, donde miles de cubanos perdieron sus vidas infructuosamente. Ella, no alienta ni subvenciona guerrillas en América Latina y otras partes del universo. Martha Beatriz es una de las 75 víctimas encarceladas en la Primavera Negra del 2003. Esa ilustre patriota ha sufrido en carne propia el vandálico y criminal actuar represivo del régimen. Ella es el símbolo de la verdad, la dignidad, el humanismo, la honradez, la honestidad, el sentido de la justicia, la solidaridad y el amor. Ella es el patriotismo vivo y un ejemplo de lucha por una Cuba libre y democrática.
Ni nos confunden, ni nos intimidan con sus campañas de descrédito. Los cubanos y el resto de la humanidad conocen y están conscientes de lo que nos ha tocado vivir a lo largo de estos 50 años. Al gobierno dictatorial y totalitario de Cuba, le recomendamos que si de mercenarios, sicarios y terroristas se trata, deben sacarse el tronco de su ojo, antes de fijarse en la paja del vecino. Después de 50 años ya nadie se traga sus cuentos, ya nadie cree en sus campañas, pues todos en este mundo están conscientes de la política hostil, violatoria y demagógica del régimen y sus gobernantes, con su tradición de desigualdad, injusticia, violencia y antidemocracia.
Ni con cien campañas podrán desestabilizar, ni desacreditar nuestra justa causa. La verdad se impone, aún cuando prevalezca el ánimo de continuar asesinándola. Las calumnias pueden empañar el cristal de la honra, pero jamás, jamás podrán mancharlo.
Cuba, en pleno siglo XXI es una isla prisionera de una ideología compleja y excesiva que limita los derechos y libertades del hombre. Los cubanos somos un pueblo excomulgado del desarrollo, un pueblo que sumido en la ignorancia construyó su propia jaula, desarrollando su parasitismo sobre el monstruo, que lo oprime y lo socaba.
En los últimos días, los cubanos estamos viviendo una nueva maniobra del gobierno contra la oposición interna, a través de los medios de difusión masiva, que controla y manipula el propio régimen, que evidentemente responden a sus intereses. Hemos podido apreciar el despliegue de toda una campaña de descrédito, argumentando supuestos vínculos de la oposición interna con grupos terroristas en el exilio.
Ciertamente considero ridículas y cínicas las aseveraciones del régimen totalitario y de sus seguidores de doble moral, con sus mansiones, sus automóviles lujosos y sus bolsillos llenos. Como si el mundo no conociera que a lo largo de medio siglo, la dictadura de los hermanos Castro apoyada en sus órganos represivos, ha tratado de dividir, debilitar y corromper el movimiento opositor interno, precisamente porque le teme a la verdad, reprime cruelmente a quienes les esgrimen valerosamente.
¿A quién pretenden engañar a estas alturas? Como si los cubanos no conociéramos y hubiésemos vivido medio siglo de injusticias, discriminación, escaseces y desesperanzas. Medio siglo de mentiras, fraude y demagogia; medio siglo de represión y violencia, pisoteando nuestros derechos y libertades. Como si los cubanos dentro y fuera de Cuba, no conociéramos que el gobierno tirano prohíbe pensar libremente, tener ideas y hasta soñar y vivir como seres humanos.
¿A quién pretenden engañar a estas alturas estos asesinos de la verdad? La verdad de un país donde la vida dejó de tener valor, tanto en lo físico como en lo moral. Un país donde la libertad fue sistemáticamente violada y la dignidad de los cubanos escarnecida, bajo los bárbaros métodos de represión, con el objetivo de mantenerse a todo trance en el poder. Le temen a la verdad, sienten miedo de sus actos de extrema crueldad, que salgan a la luz pública las pruebas y los testimonios de esos crímenes y acciones terroristas.
Es inútil tratar de encubrir el crimen, son muchos los fusilamientos impunes; son muchos los torturados que muestran en sus cuerpos las huellas del suplicio al que fueron sometidos. Aquí están los vejados y apaleados por la policía política, cuyas heridas son como voces que denuncian la represión y el terror sufridos. Ahí están los que tuvieron que desterrarse para no morir en las garras de los esbirros o cumplir injustas condenas en las cárceles de la Isla.
Los asesinos de la verdad desatan campañas desestabilizadoras contra quienes dignamente los enfrentan. ¿A quién pretenden confundir? Los cubanos y todas las personas de buena voluntad del mundo conocen como actúa y despliega sus fuerzas el régimen imperante en la Isla, sobran experiencias a lo largo de cinco décadas, golpeando, torturando y encarcelando periodistas y activistas de derechos humanos inocentes.
Sin escrúpulos, el régimen mantiene encarcelado a periodistas que pusieron su imaginación, su palabra y su intelecto; al servicio de un orden social más justo, más humano y más digno. Hablan y tildan de terroristas y mercenarias, sin el más mínimo pudor y respeto, por mujeres del estirpe de Mariana, las dignas y valerosas Damas de Blanco, quiénes pacíficamente imploran libertad para sus hijos y esposos, injustamente secuestrados, en la oleada criminal desatada por el gobierno en la Primavera Negra del 2003.
Tipifican a la incansable luchadora y digna defensora de los derechos de su pueblo, Martha Beatriz Roque Cabello, de sicaria y mercenaria. ¡Qué difícil resulta creerlo!, pues nuestra valiente hermana de lucha Martha Beatriz, no participó en el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, el 24 de febrero de 1996; tampoco ordenó fusilar a los jóvenes balseros en marzo del 2003. Ella, jamás, ha participado en el desalojo de una familia cubana; tampoco ha golpeado y torturado a alguien, ni ha ordenado encarcelar periodistas inocentes.
Esta valiente mujer, no dirigió la misión guerrerista en Angola, y otros pueblos del mundo, donde miles de cubanos perdieron sus vidas infructuosamente. Ella, no alienta ni subvenciona guerrillas en América Latina y otras partes del universo. Martha Beatriz es una de las 75 víctimas encarceladas en la Primavera Negra del 2003. Esa ilustre patriota ha sufrido en carne propia el vandálico y criminal actuar represivo del régimen. Ella es el símbolo de la verdad, la dignidad, el humanismo, la honradez, la honestidad, el sentido de la justicia, la solidaridad y el amor. Ella es el patriotismo vivo y un ejemplo de lucha por una Cuba libre y democrática.
Ni nos confunden, ni nos intimidan con sus campañas de descrédito. Los cubanos y el resto de la humanidad conocen y están conscientes de lo que nos ha tocado vivir a lo largo de estos 50 años. Al gobierno dictatorial y totalitario de Cuba, le recomendamos que si de mercenarios, sicarios y terroristas se trata, deben sacarse el tronco de su ojo, antes de fijarse en la paja del vecino. Después de 50 años ya nadie se traga sus cuentos, ya nadie cree en sus campañas, pues todos en este mundo están conscientes de la política hostil, violatoria y demagógica del régimen y sus gobernantes, con su tradición de desigualdad, injusticia, violencia y antidemocracia.
Ni con cien campañas podrán desestabilizar, ni desacreditar nuestra justa causa. La verdad se impone, aún cuando prevalezca el ánimo de continuar asesinándola. Las calumnias pueden empañar el cristal de la honra, pero jamás, jamás podrán mancharlo.