De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Doc. Nº. 126-JUNIO 2008
Jorge Alberto Liriano Linares, prisión provincial Kilo 7, provincia de Camagûey.
Ya suman 52 los prisioneros víctimas de maltratos corporales en lo que va de año en prisión Kilo 7, una prisión cubana donde las autoridades penitenciarias gozan de total impunidad para imprimir tratos crueles, inhumanos y degradantes a los presos.
El siguiente reporte evidencia fehacientemente el irrespeto a la ilegalidad y el incumplimiento de los acuerdos en materia de derechos humanos en esta prisión del centro oriental del país. Los pormenores del caso nos llegan a través del preso común Daniel Ramírez Arias de 44 años de edad, vecino del municipio de Nuevitas, quien fue golpeado en horas de la tarde de hoy por el subteniente Michael Feria Jordis, reeducador del destacamento No.15.
“Venía de la actividad del sol, serían las 4 y 45 pm, aproximadamente, cuando el reeducador Michael me llamó la atención por sacar un pie de la fila, maltratándome de palabras le contesté lo que merecía, pues él no tiene derecho a faltarme el respeto. Me hizo acudir a donde él se encontraba y de inmediato se abalanzó contra mí, propinándome un batazo con la tunfa de reglamento por la clavícula derecha. El fuerte golpe me hizo rodar por el piso, ocasión en que la bestia uniformada, pretendía seguir golpeándome. La rápida intervención de un nutrido grupo de reclusos, impidió la masacre. Fui conducido a la posta médica, donde un médico extendió certificado de las lesiones. Unas horas después fui conducido ante el director de la prisión, el teniente coronel Jesús Martínez Otuardo, quien me recriminó de bocón y abogado de los presos. Fue donde pude percatarme del por qué había sido provocado y maltratado, todo se produjo en represalia por haber expresado en el horario de almuerzo, ante el mayor Willson, mi inconformidad con el picadillo en estado descompuesto. Picadillo podrido que estaban ofertando, no apto para el consumo humano”.
“En la discriminatoria entrevista, se evidenció toda una orquestación para encubrir y dejar impune el acto violatorio del que fui víctima. La dirección apoyo y encubrió al subteniente Michael Feria Jordis, un funcionario del Ministerio del Interior, que tiene un record de 41 lesionados en este año, por haber participado en golpizas y torturas contra los internos. A despecho de todos sus crímenes, el director le garantizó la impunidad, tratando de negociar futuros beneficios conmigo; al tiempo que le brinda la posibilidad al funcionario de seguir cometiendo actos violatorios contra la integridad física de los prisioneros”.
Así se evidencia el irrespeto a las leyes y normas internacionales sobre el tratamiento a los reclusos y cómo el gobierno y sus fuerzas represivas, violan lo establecido por la Declaración de Derechos Humanos.
Jorge Alberto Liriano Linares, prisión provincial Kilo 7, provincia de Camagûey.
Ya suman 52 los prisioneros víctimas de maltratos corporales en lo que va de año en prisión Kilo 7, una prisión cubana donde las autoridades penitenciarias gozan de total impunidad para imprimir tratos crueles, inhumanos y degradantes a los presos.
El siguiente reporte evidencia fehacientemente el irrespeto a la ilegalidad y el incumplimiento de los acuerdos en materia de derechos humanos en esta prisión del centro oriental del país. Los pormenores del caso nos llegan a través del preso común Daniel Ramírez Arias de 44 años de edad, vecino del municipio de Nuevitas, quien fue golpeado en horas de la tarde de hoy por el subteniente Michael Feria Jordis, reeducador del destacamento No.15.
“Venía de la actividad del sol, serían las 4 y 45 pm, aproximadamente, cuando el reeducador Michael me llamó la atención por sacar un pie de la fila, maltratándome de palabras le contesté lo que merecía, pues él no tiene derecho a faltarme el respeto. Me hizo acudir a donde él se encontraba y de inmediato se abalanzó contra mí, propinándome un batazo con la tunfa de reglamento por la clavícula derecha. El fuerte golpe me hizo rodar por el piso, ocasión en que la bestia uniformada, pretendía seguir golpeándome. La rápida intervención de un nutrido grupo de reclusos, impidió la masacre. Fui conducido a la posta médica, donde un médico extendió certificado de las lesiones. Unas horas después fui conducido ante el director de la prisión, el teniente coronel Jesús Martínez Otuardo, quien me recriminó de bocón y abogado de los presos. Fue donde pude percatarme del por qué había sido provocado y maltratado, todo se produjo en represalia por haber expresado en el horario de almuerzo, ante el mayor Willson, mi inconformidad con el picadillo en estado descompuesto. Picadillo podrido que estaban ofertando, no apto para el consumo humano”.
“En la discriminatoria entrevista, se evidenció toda una orquestación para encubrir y dejar impune el acto violatorio del que fui víctima. La dirección apoyo y encubrió al subteniente Michael Feria Jordis, un funcionario del Ministerio del Interior, que tiene un record de 41 lesionados en este año, por haber participado en golpizas y torturas contra los internos. A despecho de todos sus crímenes, el director le garantizó la impunidad, tratando de negociar futuros beneficios conmigo; al tiempo que le brinda la posibilidad al funcionario de seguir cometiendo actos violatorios contra la integridad física de los prisioneros”.
Así se evidencia el irrespeto a las leyes y normas internacionales sobre el tratamiento a los reclusos y cómo el gobierno y sus fuerzas represivas, violan lo establecido por la Declaración de Derechos Humanos.