De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque -Doc. Nº129 - JUNIO 2008
por Pedro Argüelles Morán (75)
desde la prisión de Canaleta en Ciego de Ávila.
Sueño
(Para los que aman la paz)
(Para los que aman la paz)
Sueño con fusiles proyectando flores
Que al dar con el aire eclosionan en cascadas de colores
Que al dar con el aire eclosionan en cascadas de colores
Este 18 de junio estaremos cumpliendo 63 meses de estar secuestrados como rehenes los integrantes del grupo de los 75, que aún permanecemos confinados en las ergástulas castristas, coincidiendo con la Cumbre de la Unión Europea, donde se debate entre otros asuntos, las sanciones económicas y diplomáticas contra el régimen totalitario de La Habana, impuestas en 2003, luego del arresto masivo de disidentes y el fusilamiento de 3 jóvenes por intentar huir del “edén de los trabajadores”.
Dichas sanciones fueron suspendidas temporalmente en 2005, y ahora se discute si anularlas o aplicarlas. Según el diario oficial Granma, en su edición del viernes 13 de junio último, en sus páginas internacionales y bajo el titular de: “México y España piden levantar sanciones de la Unión Europea contra Cuba”, se plantea y cito: “El presidente del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero dijo: “que la Unión Europea debe dar pasos”, fin de la cita; y yo me pregunto ¿quién es el que debe dar realmente pasos? Porque, con todas sus luces y sombras, los países que conforman la Unión Europea, son naciones donde impera la democracia, el Estado de Derecho y la economía de mercado. Y, en donde estos pilares fundamentales del bienestar y la prosperidad no existen es en la Cuba comunista.
En la Unión Europea se honra la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Cuba castrista no. En la Unión Europea se respetan los derechos y libertades inherentes a la dignidad de la persona humana y en la Cuba, intolerante y represiva no. En fin, a quien sí se le debe pedir dar pasos hacia la transición democrática, liberar la economía y a los presos políticos y de conciencia, mirar hacia el futuro y no al pasado; crear espacios para la libre y sincera participación de los ciudadanos, en aras del bien común y todo lo demás, es a los que habitan a perpetuidad en el Palacio de la Revolución en la capital de la mayor de las Antillas.