Por: Martha Beatriz Roque Cabello
Prácticamente acabado de llegar al poder, a finales del mes de enero de 1959, Fidel Castro fue a Venezuela. ¿A qué? Muy sencillo: a buscar petróleo. Pero, los que lo conocen saben que para haber tomado esta decisión, el escenario político venezolano, le debía ser agradable.
En ese momento el presidente electo de Venezuela era Rómulo Betancourt,(foto con Castro) quien fuera militante del Partido Comunista y después fundara el partido socialdemócrata Acción Democrática (AD). Un año antes había sido derrocado el dictador Pérez Jiménez y durante 1958, tanto la Junta de Gobierno como los partidos de izquierda, entre ellos AD, le habían prestado ayuda económica y militar a Fidel Castro. En lo particular Betancourt era amigo de personas vinculadas desde el inicio con el régimen, como Manuel Urrutia, Osvaldo Dorticós y Raúl Roa.
Al parecer las conversaciones entre Fidel Castro y Betancourt, no fueron totalmente satisfactorias. En primer lugar le reprochó el que se presentara en Maiquetía armado, en compañía de Raúl Castro, Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos. Además le dejó aclarado lo difícil que resultaría que Venezuela le entregara petróleo directamente y sobre todo a crédito, debido al control de las transnacionales.
Al regresar a la isla con las manos vacías, decidió apostar por el petróleo soviético, firmando un convenio en 1960 con la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, después de la visita a Cuba del primer vicepresidente del Consejo de Ministros, Anastas I. Mikoyán. Esto trajo problemas con Estados Unidos de América e Inglaterra que poseían aquí las refinerías petroleras. Por su parte México y Canadá no accedieron a la venta de crudo, con diferentes alegatos de excusa
Puede constatarse que desde esa época el dictador tenía ansias de petróleo, en particular del venezolano, que ha conseguido después de la llegada al poder de Hugo Chávez, y que lo llevó a tomar decisiones de sustitución de equipos a la población pensando que sería un suministro eterno. Sin embargo en los últimos días ya se puede sentir el anuncio de malos tiempos con respecto al suministro petrolero y de hecho la posibilidad de la falta de lo que más afecta a los cubanos en general: la electricidad.
La prensa nacional escrita, en sus diferentes versiones: Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores, y hasta la prensa provincial como Tribuna de la Habana, ha estado anunciando la debacle que se aproxima. Titulares como: Sobreconsumo de 40 mil toneladas de combustible, publicado por el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, el pasado 16 de mayo, tienen un mensaje bien duro para la población.
En particular en este artículo firmado por Alberto Núñez Betancourt, se plantea que en breve se pondrá en práctica un plan directivo provincial de consumo de electricidad, tanto para los sectores estatal y residencial.
El 17 de mayo, Tribuna de La Habana anuncia interrupciones por mantenimientos programados en la semana del 18 al 23 de ese mes, en los municipios de: Boyeros, Habana del Este y Guanabacoa. Estos apagones se extienden desde las 7 am hasta las 5 pm.
El 20 de mayo, nuevamente el periódico Granma plantea: “Desmesurado gasto eléctrico por los organismos en Pinar del Río”, con una fuerte amenaza para esta provincia.
El 21 de mayo en primera plana, el órgano del Partido Comunista de Cuba, deja saber que: “Ingreso petrolero cae a la mitad en Venezuela”, a consecuencias del descenso de los precios del crudo, lo que implicó que el poder de compra del país en el exterior bajó un 50%.
Esto es algo así como decirle al pueblo: ¡prepárense para lo que viene! Sin embargo, acostumbrados a tener que leer los mensajes gubernamentales entre líneas, el comentario en la calle no se ha hecho esperar. La gente está preocupada, porque al sustituirles los equipos viejos de cocina por nuevos y estar obligados a tener que cocinar con electricidad, los apagones ponen en peligro la elaboración de los alimentos, aunque éstos sean pocos.
Al parecer, como el gobierno toma el pulso social diariamente, tuvo conocimiento de este descontento, que se extiende por todo el país y en el noticiero de televisión del fin de semana, dejó sentado –cosa que no es habitual- que había una recuperación en el precio del petróleo, cotizándose el barril por encima de los 60 dólares.
Hay razón para preocuparse, estos son tiempos bien difíciles, y ya la alta jerarquía comenzó a hablar de la crisis económica extendida hacia Cuba, aunque si se quiere decir la verdad, habría que afirmar que este país lleva ya 50 años en crisis económica, los recursos que llegan no se sabe a donde van a parar, ¡aunque se sospecha! La deuda externa, al cierre de 2008, sobrepasaba los 31 mil millones de dólares, sin contar el impago a los ex países socialistas.
Todos las naciones a los que Cuba le debe dinero: Venezuela, España, China, Japón, Argentina, Francia, Rumanía, Rusia, entre otras, conocen perfectamente que no tiene la capacidad para pagar la deuda.
Con estos problemas internos y externos, se avecina un mes de agosto caliente (además de por ser verano); todo parece indicar que se escribirán nuevos capítulos de la historia.
Ciudad de La Habana, 25 de mayo de 2005