De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque No.82
Opinión de Eriberto Liranza Romero
La mente de los comunistas es tan corta como el tiempo que duró el desfile del Primero de Mayo, todo lo miden por números, masa y cantidad, para ellos lo sucedido en la plaza José Martí y en otras similares del país es una “contundente respuesta de reafirmación revolucionaria”, pero lo real es que ese mismo desfile demuestra cuan solos se están quedando; veámoslo de esta forma, el llamado fue: “Todos a la Plaza”, pero Cuba no respondió como ellos querían, millones de cubanos no asistieron, solo pocos seguidores del castrismo junto a los obligados y comprometidos, acudieron al llamado de la desvergüenza.
Larga les quedó la avenida a las columnas, a pesar de lo lento del andar, “la marcha del pueblo combatiente” pasando revista delante del dictador duró poco más de una hora, se pudo escuchar al animador ordenando a llenar los espacios para lograr aglomeraciones, la distancia entre la gente era evidente, el Partido Comunista no pudo persuadir a los obreros cubanos, las amenazas de pérdida del salario, empleos y bonos para comprar en tiendas especiales, no impidieron que la inmensa mayoría de los cubanos se quedara en sus casas para reafirmar su ideal más urgente, asegurar la comida del día.
Desde la noche anterior al primero de enero, miles de habaneros tuvieron que caminar muchos kilómetros, pues desde las 11 de la noche el Ministerio de Transporte reservó los ómnibus para la marcha del día siguiente. En el parque del centro del Cotorro en La Habana, se pudo ver pasar -a altas velocidades- más de 20 guaguas en caravana totalmente vacías con destino a los puntos de recogidas para el desfile, suscitó expresiones de descontento y frases en contra del régimen, pues las paradas estaban llenas de pasajeros varados y con deseos de llegar a casa.
Este tipo de marchas resulta fácil prepararlas, en un país donde el Gobierno puede disponer de la gente como si fueran cabezas de ganado, para este tipo de dictadura las personas no son más que números, estadísticas. Son dueños de todo, del transporte, las empresas y los salarios, por increíble que parezca también son dueños de la gente y los trabajadores.
Una realidad amenaza al régimen castrista y es que cada vez son menos los cubanos dispuestos a secundar tan infame sistema de gobierno, será cuestión de tiempo ver desfilar por la Plaza solo a unas cuantos personas arrastrando sus décadas y bastones diciendo, “pá lo que sea Fidel, pá lo que sea”; mejor dicho: “pan aunque sea Fidel, pan aunque sea”.
Ciudad de La Habana, 17 de mayo de 2010.