Por: Martha Beatriz Roque Cabello
En estos días se habla, aquí, allá y acullá de la desaparición física de Fidel Castro, que es distinto que comentar sobre su fallecimiento; ya que terminada su vida política pública; su verbosidad excesiva reducida a reflexiones escritas; su incontenible dominio absoluto sobre problemas de todo tipo, aunque estuvieran fuera de su área de conocimiento; se ha sentido como si fuera difunto hace dos años y medio.
El pueblo cubano, aquí dentro de la isla, vive ignorante de todos estas “atmósferas” que se han levantado unas cuantas veces alrededor del “Compañero Fidel” como ahora se le llama. Pero, se siente aliviado de que se hayan acabado los extensos discursos -muchas veces con largas explicaciones de simplezas impropias de un Jefe de Estado- que hacían posponer hasta altas horas de la noche “la novela”, uno de los pocos programas que tiene una alta audiencia en la televisión cubana, dedicada básicamente al adoctrinamiento político.
Sin embargo, los cubanos que son dicharacheros de por sí, dados a hacer chistes de cualquier acontecimiento, por muy serio y lúgubre que sea, tienen en su argot popular, frases como: “estiró la pata”, “cantó el manisero”, “se fue del aire”, etc.
Pero no hay lugar a dudas de que habrá quien llore, sobre todo gente de la tercera edad. No será necesario contratar plañideras. Ahora bien, el escenario en que se desenvolverá el anuncio y cómo se expondrá el cadáver, son sendas incógnitas, difíciles de imaginar; sin descartar el poder movilizativo que ha tenido y sigue teniendo el gobierno, lo que permitiría extender a lo largo de la Isla la ceremonia fúnebre, y también concentrar el pueblo en las Plazas de la Revolución de cada provincia y/o municipio.
No obstante, la mayoría de los opositores bien conocidos internacionalmente, piensan que en ese momento ellos serán sacados de la circulación, para evitar cualquier contaminación con el pueblo. Al igual que los presos políticos serán aislados en sus respectivas prisiones.
¿Y acaso no habrá que cerrar los lugares de expendio de bebidas alcohólicas, porque también habrá quien quiera adquirir su botellita de ron, para celebrar, escondido en su casa?
Hugo Chávez estará entre los primeros dolientes, ya que siempre ha querido ser la copia con papel carbón de Fidel Castro; tanto así que anunció en su programa “Aló presidente” del pasado domingo 11 de enero, que el ex presidente cubano no volverá más a aparecer en público. Desde la enfermedad del “Comandante en Jefe” ha hecho el papel de una especie de Ministro de Relaciones Exteriores en el “Exterior”, lo que pasa que anteriormente, sus pronósticos eran altamente positivos con respecto a la recuperación del enfermo. El presidente venezolano padece de la misma incontinencia verbal que el que llama “su padre”. Esto fue reconocido en público hasta por “su tío Raúl”, durante la pasada visita de ambos a Brasil.
No hay que descartar la posible asistencia a Cuba -como muestra de condolencia- de presidentes de países democráticos de varios continentes y de otros no tan democráticos, pero indiscutiblemente, amigos fieles del dictador; así como, representaciones de movimientos de izquierda y de personalidades que se han mantenido fieles al mito de lo que fue la “Revolución”.
Suponiendo que ya hubiera fenecido y que tendrían que determinar una fecha para anunciar tal suceso, habría que acotarla después de la visita de la presidenta de Argentina, señora Cristina Fernández de Kirchner , y la toma de posesión del nuevo Presidente de los Estados Unidos de América. Esto último porque en primer lugar George W. Bush, no puede finalizar con el “triunfo” de que durante su mandato muera Fidel Castro; y en segundo lugar existiría la posibilidad de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca, si no acude a los funerales, al menos envíe una representación de “buena voluntad”.
Síntomas de este positivo estado de ánimo, ya los dio Hillary Clinton, la senadora ratificada como Secretaria de Estado del próximo gabinete, cuando reafirmó que serán levantadas las medidas aprobadas en el 2004, restringiendo los viajes y las remesas. Además el propio Barak Obama ha dicho que cerrará la cárcel de Guantánamo.
Son dos gestos que deben haber agradado el ego de Raúl Castro, que los pide para recibir señales de respeto a su persona y a la gerontocracia al mando, de un sistema totalmente desgastado. Pero ¿dónde están las intenciones de gestos del gobierno cubano para ser recíprocos?
Quizás no consideren que tengan que hacer gestos, porque según los españoles, en Cuba ha mejorado la situación de los derechos humanos. De no hacer estas afirmaciones quedarían totalmente en ridículo, después de casi 7 meses de haber llevado a la Unión Europea por el camino del diálogo con la dictadura, para cambiar las condiciones en el país.
Si como primera acción por parte de los que detentan el poder no son soltados todos los presos políticos, no solo los que restan del grupo de los 75, sino la totalidad, no habrá habido ningún gesto. Cualquier otra señal sería una mueca.
Ciudad de La Habana, 16 de enero de 2009.