Cuba actualidad, Centro Habana, (PD) Se puede aceptar incluso lo que han dicho internacionalmente algunos disidentes que han tenido la posibilidad de salir del país, que hay cambios en el gobierno, pero es necesario reconocer que esos cambios a los que se ha visto obligado el régimen han estado vinculados al trabajo de la oposición y del exilio, que a partir de pequeños espacios han sido capaces de enseñar al mundo la realidad de lo que está pasando en el país y también de acercarse a la sociedad para tratar de ayudar y trasladarle la necesidad que tiene este pueblo de empoderarse para salir del grado de miseria y destrucción en que ha caído.
El régimen ha apostado a resolver los problemas sociales con exhortaciones y con represión, pero ciertamente lo que necesita el país además de democracia, es financiamiento y producción, dos cosas que no consigue y que por el camino que va, tampoco las obtendrá.
El sector no estatal no es la solución de la ineficiencia productiva y mucho menos con la concepción, en el caso de las cooperativas, que el Estado sigue siendo el dueño de los medios de producción; lo único que ha resuelto es librarse de pequeños negocios que en un momento determinado confiscó y quitarse de la cabeza más de 400 mil personas que se encontraban en su mayoría sin trabajo.
Pero –desafortunadamente- la historia del cuentapropismo vuelve a ser la misma. El régimen permite que la gente se embulle con este tipo de actividad, porque así puede dar cifras mágicas de empleo. Sin embargo en estos momentos persigue algunas de las actividades que permitió todo este tiempo. Por ejemplo los vendedores de ropa industrial, que incluso hicieron tiendas particulares, en las que tuvieron que invertir cantidades considerables de dinero. En un primer momento permitieron que importaran todo tipo de ropa y zapatos y lo vendieran públicamente, ahora retiran las licencias, porque eran referidas a ropa hecha por el propio trabajador y no proveniente de procesos industriales.
De igual forma acechan a los llamados "boteros", exigiéndoles que presenten los comprobantes de compra del combustible en los Cupets (Cuba Petróleo). Todos saben que los que se dedican al transporte de pasajeros compran el combustible por la izquierda, porque en los garajes es muy caro, y también es de su dominio que los choferes de los autos estatales, incluyendo las patrullas policiales, conocidas como perseguidoras, venden el combustible, sacándolo del tanque del vehículo.
Otro caso que ahora molesta, es la comercialización de equipos arreglados, que se lleva a cabo en algunos barrios marginales de la periferia de la ciudad, para ello no hay autorización en la lista de trabajos posibles a realizar por cuenta propia.
Como lo están resolviendo, es obvio, la policía detiene a los que venden sin tener la licencia correspondiente, les incauta las mercancías y terminado el incidente, pero bien el régimen pudo advertir antes, o no permitir -como lo hizo desde el principio- que se obtuvieran ingresos ilegales.
Eso mismo sucede con las viviendas, la necesidad no hay ni que decirla, y va en aumento cada día, pues los derrumbes se producen en menos lapsus de tiempo; sin embargo el régimen ha permitido asentamientos en diferentes lugares y al cabo de los años los declara ilegales y desaloja a los moradores de las "casas" –si así pueden llamarse algunas- lo que designa en su lenguaje virtual con el nombre de "extracción"
Pero, un problema grave a resolver es que se ha perdido la credibilidad del pueblo ante las instituciones del Estado. La atención de las entidades es prácticamente nula, los funcionarios solo quieren dinero para procesar los documentos y en ocasiones hay tanta gente que ha pagado el dinero, que la cola sigue siendo larga.
Hay irritación en la población, porque los problemas que se pueden solucionar fácilmente se demoran y todo se convierte en una espera, si no se paga la cuota correspondiente, porque a este tipo de servicios ya llegó la oferta y la demanda y todo tiene su precio, aunque sea mercado negro y corrupción.
Nada funciona, ni algo tan sencillo como son los cajeros automáticos, cuando pagas algo a través de ellos, en ocasiones no te dan comprobante, porque no tienen papel o hay dificultades técnicas con la impresora, cualquier excusa es buena, pero lo cierto es que a nadie le interesa esto; y la desidia crece.
Cuba estará en reformas, pero no son lo suficientemente profundas para solucionar las necesidades del pueblo, y mucho menos para alcanzar las libertades que se esperan, desde el punto de vista político, económico y social.