El cambio de mandato en Washington está cercano a cumplir el año
Jueves, diciembre 28, 2017 | Martha Beatriz Roque Cabello
Raúl Castro y Donald Trump
LA HABANA, Cuba.- El capítulo de abrazos entre el régimen dictatorial cubano y el gobierno de los Estados Unidos de América duró bien poco. El ascenso al poder de los republicanos puso fin a algunas de las concesiones que había hecho el hoy expresidente Barack Obama a la gerontocracia que dirige el país, que dejó sobre la mesa 22 acuerdos en diferentes áreas, desde la reanudación de los vuelos directos hasta la colaboración en temas de seguridad.
Claro, para el totalitarismo no fue suficiente. Le quedaron pendientes asignaturas que habían solicitado aprobar como la eliminación del embargo, el fin de las transmisiones de Radio y Televisión Martí y la devolución de la Base Naval de Guantánamo; algo que casi seguro hubiera conseguido si la presidenta de Estados Unidos de América fuera en estos momentos Hillary Clinton.
Sin embargo, el transcurso del año que se cumple en enero para el nuevo inquilino de la Casa Blanca de Washington ha dejado claro que no habrá condescendencias; a pesar de la oposición de algunos miembros del Congreso —de ambos partidos— que han tenido suficiente influencia como para limitar el retroceso que anunció el presidente Trump el 16 de junio en el Teatro Artime de Miami y que, en la realidad, ha dejado en pie una gran parte de la política aprobada por Obama.
Se han concertado nuevos negocios en este período en los sectores de transporte, equipos para infraestructura y agricultura e incluso el turismo. El régimen apuesta porque continúen viniendo al país ciudadanos estadounidenses y que se mejore la cifra de los primeros once meses del año 2017 que ascendió a casi 580 mil turistas. También ha anunciado que existen negociaciones en avance en los sectores de la salud, la energía y la biotecnología.
Cualquiera de los voceros cubanos que haga mención a las afectaciones de la salud de 24 diplomáticos estadounidenses acreditados en Cuba habla del hecho con carácter dubitativo; por ejemplo, lo califica de “supuestas enfermedades”, e incluso Raúl Castro se refirió a ello como “la fabricación artificial de pretextos”. Se declaran inocentes al respecto pero no asumen que lo permitieron, cuando aquí se alardea de tener uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo.
Está funcionando desde principios de diciembre la reunificación familiar entre los que viven en la isla y ciudadanos estadounidenses de origen cubano, a través de Colombia, pero el reciente traslado a México de la Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) el régimen lo ha aprovechado para, en su anuncio, hacer referencia a que el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla había advertido del impacto que tendrían las “medidas políticamente motivadas de Estados Unidos de América” sobre los temas de reunificación familiar y otorgamiento de visas; aunque esta nueva decisión no tiene nada que ver con ello, pero es importante azuzar el fuego contra Trump entre los que quieren emigrar, que son muchos, y además confundir al pueblo, por lo que se piensa que México sustituyó a Colombia en la reunificación familiar.
Aunque según dijo Raúl Castro al cierre del X Período Ordinario de Sesiones de la Octava Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, durante el 6to y 7mo Congreso del Partido Comunista de Cuba, él explicó la conveniencia de limitar a dos términos de cinco años el ejercicio de los principales cargos de la nación; esto no significa un acuerdo, o un dictamen o algo oficial, solo su criterio, que todos sabemos vale mucho. Pero basados en esa opinión, no solo debe abandonar el poder el Presidente de los Consejos de Estado y Ministro, también José Ramón Machado Ventura, que ha sido vicepresidente en sus dos períodos, Ramiro Valdés, Juan Esteban Lazo y algunos otros, incluyendo Ministros que se han posesionado por largos años.
El hecho de que el General Presidente abandone el poder estatal y gubernamental no quiere decir que cese en el poder político; pero se irá con el sabor amargo de dejar la economía y la sociedad en una profunda crisis. Encargó a Marino Murillo Jorge razonar sobre todos los problemas que han enfrentado en la Actualización del Modelo Económico que, según planteó, son más complejos y profundos que lo que habían pensado. Puede decirse entonces que no lo pensaron bien.
También confesó que han gastado mucho tiempo en culminar los documentos del Congreso del Partido que como todos recordamos, no tuvo ninguno y lo realizaron sin haber discutido en la base con los militantes y sin llevar información alguna de lo que estaba sucediendo. Es por eso que desde el 2016 la Comisión de Implementación y Desarrollo trabaja en revisar lo que, según su propio jefe, pensaron resolver en un período de tiempo más corto; pero se adelantaron en la aplicación y se han cometido errores, que han traído como consecuencias indisciplina, corrupción y desviaciones de la idea original.
Dicho de forma fácil de entender, reconocen que “metieron la pata” y tienen que dar marcha atrás en algunas de las cosas que ya habían institucionalizado, lo que constituye una verdadera falta de respeto al pueblo de Cuba.
Si bien Trump no echó todo para atrás, sino solo una parte, el régimen también tiene que darle vuelta a algunas de las cosas que ya había aprobado para mantener su hegemonía política. Por lo que se puede afirmar que en este año de combate están cero a cero.