En el día de hoy, el preso político y de conciencia del Grupo de los 75 Ariel Sigler Amaya, quien se encuentra desde el pasado mes de junio en Licencia Extrapenal, fue citado a Inmigración y Extranjería de su provincia, Matanzas, por el oficial Barreto, jefe de Enfrentamiento provincial.
Al personarse en horas de la mañana en el local, con el objetivo de obtener su tarjeta blanca, documento necesario para poder viajar fuera del país, que tiene un costo de 150 cuc; se encontró con un fuerte operativo de la policía política y el oficial a cargo le dijo que para viajar a Estados Unidos de América, el documento tenía más trámites por lo que se demoraba más y que ellos contaban con un mes para darle respuesta.
Indignado por el engaño, pero ya preparado para ello, Ariel desplegó un cartel que llevaba en el que rezaba: “Me estoy muriendo, necesito curarme y me están negando la salida. Ariel Sigler Amaya, Prisionero Político”.
Por su parte la esposa de Ariel, nombrada Noelia Pedraza, tenía puesto un pullover con la imagen del disidente antes de ser llevado a prisión, que demuestra que en estos momentos Sigler parece que salió de un campo de concentración nazi, y está parapléjico.
Los guardias tomaron la silla de ruedas del opositor, la cargaron y la metieron en una guagüita, a los gritos de su esposa que les decía que estaba de lado la silla porque no cabía, lo sacaron y lo cargaron, depositándolo en un asiento del ómnibus. A su cónyuge Noelia, por detrás, se le encimaron 5 mujeres policías y la tomaron por el cuello y la entraron a la fuerza en el vehículo.
Junto a ellos viajaba el hijo de Noelia y una periodista de Cárdenas, los que fueron sacados del lugar y conducidos a sus casas. El chofer del vehículo que los llevó de Pedro Betancourt, municipio donde tiene su residencia Ariel, hacia Matanzas (municipio cabecera), fue esposado y conducido también de regreso a su casa sin el auto. En el momento de explicar los acontecimientos el chofer no había aparecido.
También durante el forcejeo la esposa de Ariel perdió la cartera, con su teléfono celular dentro y aún no se la han entregado. Ariel al llegar a la casa tuvo que ser atendido, pues los sacudiones que le dieron lo pusieron débil y fue necesario pasarle un suero.
Unas horas después del incidente llamó un sacerdote de la Iglesia Católica, del cual la familia de Ariel no recuerda el nombre, habló con su hermano Juan Francisco y le explicaron toda la situación; al poco rato telefoneó el Cardenal y le dijo a la esposa de Sigler que tuviera paciencia que todo se iba a solucionar. Esta es la segunda vez que él los llama, la primera fue para preguntarles que si querían viajar a España.
Martha Beatriz Roque Cabello
Ciudad de La Habana, 19 de julio de 2010.