De la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque -Doc. Nº 138-Julio de 2008
La activista Iris Tamara Pérez Aguilera ( foto derecha junto a su esposo Antúnez) , pudo finalmente visitar a su hermano, el miembro fundador del Presidio Político Pedro Luis Boitel, Mario Alberto Pérez Aguilera, en la matancera prisión de Agüica, luego de una larga protesta, en la que le acompañaron numerosos activistas de diferentes provincias del país.
El pasado 2 de julio, la opositora pacífica acompañada de “Antúnez”, pudo conversar con su hermano cautivo, el que le contó con lujo y detalles de la golpiza que el día 29 de mayo le propinara en aquel penal la guarnición, por negarse a vestir el uniforme de preso común, motivo por el que mantuvo una huelga de hambre por espacio de 31 días.
Relató Mario a su hermana, que ese día se personaron en su celda una numerosa y agresiva guarnición, encabezada por el segundo jefe de Unidad, Emilio Cruz Rodríguez, el que orientaba a gritos: “Denle duro a ese contrarrevolucionario, pero no por la cara para no dejar huellas”.
“Me esposaron las manos y la espalda y también los pies, luego de vestirme a la fuerza”, dijo Mario. “Esa operación la repetían cada vez que me lograba quitar la ropa y volvían a golpearme, cada vez con mayor ensañamiento”, relató el prisionero y agregó: “Hasta que volvieron a esposarme y me amordazaron la boca con un trozo de tela, para que no siguiera gritando consignas contra el gobierno”. “Y así amarrado, amordazado boca abajo, me tiraron como un fardo en una celda, hasta las 5 de la tarde del día siguiente”.
“Un oficial me introducía la boquilla de spray en la boca, y me vertía cantidades considerables de gas pimienta, para ahogar mis gritos y consignas contra el régimen, cuando el mismo verdugo me aplicaba el spray en los testículos, parecía que me quemaban las entrañas”.
La víctima y fuente de este episodio atestigua, que los autores del atropello tenían un claro aliento etílico y aunque los agresores eran mucho más de una decena, pudo identificar a Yoslén, conocido por “El Jabao”, segundo jefe de Orden Interior; “Malpica”, jefe del Destacamento No.5; el reducador Pacheco y los jefes de Pelotón nombrados Almaguer, Casas, “El Capri” y Yunieski.
Contó Mario que nunca había visto tanto ensañamiento, parecía que iba a morir asfixiado, nunca pensó que un ser humano podría aguantar tanta tortura. Por otra parte dijo: “Estaba convencido que todo estaba orientado por la alta oficialidad, por los capitanes Jorge Luis Vega, conocido por “Veguita”, jefe de Unidad y Orlando Figueroa, del Departamento de la Seguridad del Estado. Este último me decía: “Mario, te mueres en huelga de hambre, y lo único que puede pasar es que Antúnez y tu hermana emitan una declaración. La ropa tienes que ponértela, aunque tengamos que matarte, y tú no vas a ser el primero y mucho menos el último que dejemos morir en huelga de hambre.”
Según el pacífico defensor de los Derechos Humanos, su vida la salvó gracias al apoyo recibido de su hermana Iris y de sus colegas de la oposición y que la huelga de hambre la depuso, luego que las autoridades de Cárceles y Prisiones y de la Seguridad del Estado le aseguraron que en breve será trasladado para Sancti Spíritus, provincia donde reside.
Indica Mario que si es nuevamente engañado retoma la protesta, además resalta que nada ni nadie lo obligarán a vestir el uniforme carcelario.
Mario Alberto Pérez Aguilera tiene 38 años de edad, reside en el poblado Tuinicú, provincia de Sancti Spíritus, es padre de un niño de 3 años. En el año 2006, los órganos de represión política castrista lo encausaron y condenaron a 10 años de privación de libertad, por un supuesto delito común, en represalia a su destacado activismo cívico, contestatario a favor de los derechos humanos y apoyo a sus hermanos encarcelados.