Nro 1 - 04-05-2007
Información
Juan Carlos Herrera Acosta, preso político del grupo de los 75, desde la Prisión Kilo 8 en Camagüey, ha transmitido vía telefónica la siguiente información:
Les habla Juan Carlos Herrera Acosta periodista independiente condenado a 20 años de privación de libertad en la Primavera Negra en la causa de los 75. En estos momentos denuncio ante la comunidad internacional, Reporteros sin Frontera, la Sociedad Internacional de Protección a los Periodistas, la Sociedad Interamericana de Prensa, por la política hostil desatada por la doctora Yusmila Álvarez Yánez, claramente inducida por el Departamento de Seguridad del Estado aquí en la prisión, quien en estos momentos ha decidido ya abiertamente negarme los medicamentos, porque no deseo atenderme por ella, por sus tratos neofascistas contra los reclusos que los tilda de perros, no los atiende. Maltrata incluso hasta el propio personal médico que la rodea, porque ella goza de total impunidad. Ha expresado abiertamente que denuncie lo que yo denuncie en el mundo, ella va a continuar siendo la Jefa del Puesto Médico, nada menos porque es la esposa de Ángel Abel Jiménez Maure, secretario del director de la Prisión de aquí de Kilo 8 en Camagüey, este antro de terrorismo.
Ya hoy en el día no se me ha hecho entrega de los medicamentos ni de la melagenina que es muy necesaria para el tratamiento del vitíligo. Esta señora, no sé cómo puede ser que haya hecho el juramento de Hipócrates. Para mi, bueno, lo que hizo fue el juramento de hipócritas, al negarle a un ser humano -simplemente por el hecho de disentir de un régimen totalitario- negarme la necesaria atención médica a sabiendas de todos los padecimientos que yo poseo. También me está obstruyendo –con el vano afán- puedo decirlo así, de desestabilizarme psíquicamente; me está obstruyendo un conduce hacia el hospital, para que me tomen la medida para el collarín Minerva. Ya no halla de qué forma actuar contra mi persona, mostrando este odio visceral, sí por así llamarlo, que realmente es digno de denunciar, porque ningún directivo ha hecho nada por detener el actuar de ella, que incluso en noviembre del año pasado ella y su esposo golpearon aquí a una enfermera frente al Destacamento número 3. Esto fue una falta total de ética por parte de esta señorita, si así podemos llamarla, porque lo único para mi que le falta es ponerse un uniforme verde olivo, portar una tonfa y golpear a los reclusos. Porque para desempeñar el cargo donde ella se encuentra, bueno, estamos bajo una dictadura, no podemos esperar más nada. Yo acuso esta postura.
También debo decir que el 25 de mayo este, se cumplen dos años de una petición fiscal que pesa sobre mi de 5 años de privación de libertad bajo los supuestos delitos -agregados a esta causa- de desacato al líder de la “Revolución”, como lo llaman, y atentado. Aún no se me ha notificado que día se me va a efectuar el juicio, y alerto a la comunidad internacional porque es muy probable que ya, -a raíz de este segundo aniversario de la petición- pues en cualquier momento me sacan secretamente y me efectúan esta farsa judicial. Esta farsa cuando –realmente- el agredido fui yo por parte de un oficial que era jefe de la Sala 1 de ese otro centro de tormento psíquico-corporal que existe aquí en Camagüey.
Martha: Quiero hacerle saber a todos los cubanos, a toda la oposición tanto al exilio como a todas las organizaciones que nos protegen, a todos aquellos gobernantes, o sea, Jefes de Estado y de Gobierno que están solicitando nuestra liberación deseo hacerles saber, a todos los demócratas del mundo; que a pesar de todas estas sartas de violaciones que se están cometiendo hoy, no solamente contra mi persona, pero bueno, quisiera expresarlo; sino contra todos aquellos que mantenemos una postura vertical, o sea, que nos mantenemos en esto, a pesar de todas las violaciones y de todo lo que estamos sufriendo injustamente aquí dentro de estas neoergástulas de Fidel Castro, mantendré una postura firme. No van a lograr callar mi voz. No van lograr silenciarme, aunque quisieran verme postrado en una cama, pero aún mi voz acusatoria seguirá escuchándose. Que sepan que continuaré defendiendo los derechos humanos de todos aquellos que me rodean, de todas aquellas víctimas del castrismo que son los que cumplen hoy prisión; porque en Cuba es obligación delinquir hasta cierto punto, para no morir de hambre, para sobrevivir en esta selva comunista que le ha impuesto al pueblo de Cuba, una camisa de fuerza. No lograrán callarme, no lograrán silenciarme. Día a día seguirán escuchando mi voz como un martillo estridente aunque les duela, pero no me callarán ni con prisiones, incluso con la muerte clínicamente inducida que me tienen planeada nada de esto.
En estos momentos estoy padeciendo de una sacrolumbagia, artrosis cervical, pero aún continuaré así mismo escribiendo. Mis artículos continuarán saliendo a la luz, las crónicas, las denuncias y todo.