Por: Pedro Argüelles Morán (Grupo de los 75)
El pasado 18 de enero, los 11 integrantes del Grupo de los 75 que aún nos mantienen como rehenes del régimen totalitario, cumplimos 7 años y 10 meses de haber sido secuestrados por la policía política comunista. Dos días después, alrededor de las 7 pm, me condujeron a la oficina del Jefe de la Prisión, y allí estaba él y una joven y hermosa sicóloga del Ministerio del Interior, quienes intentaron hacerme entender que dados mi edad y mi estado de salud (días atrás una doctora clínica me hizo un reconocimiento médico y me informó que tengo el hígado inflamado, por lo que no puedo hacer ayunos) lo mejor para mí sería partir al exilio, etc., etc.
Yo riposté que de mi Patria no quiero irme, que aquí nací y aquí quiero morir y ser enterrado. En un momento del intercambio de criterios, el Jefe de la Prisión me dice que me mandó a buscar, para que hablara por teléfono con el Cardenal Jaime Ortega, pues el Arzobispo de la Habana iba a comunicarse conmigo. Respondo que no tengo nada que hablar con su Eminencia, ya que el 10 de julio último le manifesté a él que de Cuba mi Patria, no me voy.
La sicóloga me plantea que las personas cambian de opiniones y de decisiones, a lo cual contesto que sí, que es verdad, porque en el año 1961, con sólo 13 años de edad me fui a alfabetizar con las Brigadas Conrado Benítez; era miliciano, pues me había alistado con más edad de la que tenía, así como pertenecía a la Asociación de Jóvenes Rebeldes y me consideraba todo un revolucionario de Patria o Muerte; pero hoy soy un anticomunista y anticastrista, convencido y comprometido con la honrosa y digna lucha civilista por alcanzar la tan añorada transición democrática.
También la linda profesional me dice que lo que yo rechazo muchas personas lo lloran; a lo que respondo que lloraría si me destierran de la mayor de las Antillas. En fin, le comuniqué al Jefe de Canaleta que me iba para el destacamento (donde me mantienen confinado) y si el Cardenal Ortega llama que le diga de parte mía que de mi Patria no me quiero ir.
Decisión tomada en el año 1993 (cuando me encontraba involucrado en un intento de salida ilegal del país por La Habana) para quedarme a luchar pacíficamente por el respeto a los derechos y libertades inherentes a la dignidad de la persona humana; decisión que mantendré hasta las últimas consecuencias, porque no tengo otra alternativa que continuar siempre adelante y cumplir con la máxima martiana de: “el deber de un hombre está allí donde es más útil”. Amén
Prisión de Canaleta, Ciego de Ávila.
24 de enero de 2011.