Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) Según el Evangelio de Lucas 13, 49-53 Jesús dijo a sus discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo... ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división". Para los cristianos es muy difícil interpretar estas palabras, pero lo que sí está claro que no es obra de Él la división.
Quizás algunos que han leído y analizado la Palabra de Dios, han pensado que se cumple la máxima: "Divide y vencerás", y es por eso que la inteligencia y la contra inteligencia de regímenes totalitarios como el que detenta el poder en Cuba, utilizan este mecanismo de conflicto, confrontación y fragmentación; porque también han aceptado y hecho suyas, estas palabras bíblicas: "El que no está conmigo, está contra mí".
No solo se utiliza esto para hostigar a los que se oponen, sino al pueblo en general, porque se conoce perfectamente, por la alta jerarquía gubernamental, que la sociedad en su gran mayoría disiente. Durante años se ha dividido la nación cubana, no solo de forma general, pero en su célula fundamental: la familia. Se han utilizado diferentes mecanismos, con mucha astucia, y se ha dispuesto de los hijos, hasta llevarlos a la muerte en lugares lejanos de África.
Para la oposición interna, esto ha sido una constante, se han tratado de formar alianzas de organizaciones disidentes y los mismos que abogan por esa unidad, después la rompen, pretextando las más disímiles tonterías e incluso acusando -a los que mantienen una actitud correcta- de ladrones, corruptos, agentes de la seguridad, etc.
Es como si todo se repitiera, cada cierto tiempo, porque estuviera guardado en una memoria que no necesita tener mucha capacidad. Puede ser que los personajes sean distintos, pero las historias son las mismas. Aquellos que las promueven, en su mayoría emigran como refugiados políticos y después no vuelven a ponerse en contacto con la diáspora, porque cumplieron con su objetivo, cooperaron con la Seguridad del Estado para salir del país; aunque no se puede descartar que algunos lo sigan haciendo; incluso de forma abierta.
En estos momentos en ciudades tan llenas de cubanos como Miami, hay personajes que en su discurso defienden lo que está pasando en la isla, a pesar de que hayan llegado allí como exiliados o simplemente estén de visita; se convierten en un centro de discusión y por ende de división, porque algunos los defienden y otros no.
Pero todo esto es altamente conocido, sin embargo la moraleja es lo importante. El contacto directo del exilio con la oposición, ha desenmascarado algunas notabilidades oscuras. Las falsas expectativas que se transmiten, dejaron de ser sorprendentes y las consecuencias han revalorizados a los que nunca han dicho mentiras para contentar los oídos ajenos.
¿Cómo se le puede decir al mundo que en Cuba hay miles de disidentes militando en una organización, si cuando hay represión por parte de la dictadura, con excepción de las Damas de Blanco, el grupo de sometidos no pasa de una decena? Alguien que se respete y también a los demás, puede prescindir en sus declaraciones a la prensa, de la grandilocuencia de informar que tiene la organización más numerosa, la que más hace, la que más dice, etc., porque a la vista de todos está fomentando la división, de una forma sutil, pero ya muy gastada.
Hasta los americanos han sido objeto de confrontaciones que llegan a la burla, basadas en este nuevo espectáculo montado por los que tienen todo el tiempo y los recursos para dividir. Ahora les pueden decir: El programa de refugiados es una mentira, porque si un "supuesto" acosado político, puede salir del país, recorrer la mitad de cualquier continente para recoger experiencias, regresar y transmitirlas ¿por qué hay que darle una visa para emigrar como perseguido por el régimen? No existe autoestima y vergüenza para decir: "Me voy del país de forma definitiva, esa oportunidad debe ser para quien se quede en la lucha dentro de la isla".
Es hora de que se aprendan todas estas lecciones y que la enseñanza de que ha sido objeto la nación cubana durante todos estos años, sirva para no caer en errores que permiten a los que detentan el poder, manipular el escenario político, mantener la división y la confrontación, como una forma de desprestigiar a la oposición interna. Ahí están los gestores, solo hay que identificarlos.