Desde el Hospital de la prisión Combinado del Este en Ciudad Habana, Normando Hernández González, Grupo de los 75.
La cruel inocencia de los niños
“Tú papá está preso porque quería poner una bomba en la escuela y matar a todos los niños”, le dice una compañerita del aula a Daniela. ¡Qué horror Dios mío! ¡Qué horror! Un niño de 6 ó 7 añitos no dice estas calumnias si no se las han contado antes, si no le dicen que las diga.
Por su lado Danielita en el momento que le despedazan el corazón, mientras la enferman de los nervios, cuando el sufrimiento es más intenso, se defiende. Defiende al padre y ahogada en lágrimas grita: “¡Mentira! ¡Mentira! Mi papá está preso por sus ideas. ¡Mentira! ¡Mentira!
Cuando la madre llega al mediodía a la escuela a buscar a la niña para almorzar, Daniela está temblorosa, desesperada, nerviosa, con sus pequeños brazos la abraza y la aprieta fuerte, muy fuerte; y se echa a llorar de forma incontrolable llamando al padre: “¡papá! ¡papá! ¡papá!”. En pocas palabras la niña ha caído o mejor dicho le han provocado un shock nervioso, gracias al ataque que arremetieron contra ella, contra su padre.
¿Verdad mamá, que mi papá está preso por sus ideas?, pregunta Danielita entre sollozos, abrazada al cuerpo de su madre. Sí, mi princesita sí, contesta la madre, bebiéndose las lágrimas. Ambas están llorando, madre e hija lloran, víctimas de la cruel inocencia de los niños. Víctimas del sutil trabajo de la contrainteligencia cubana.
La progenitora de Daniela se queja, se reúne con la maestra y exige se haga algo. La dirección de la escuela dijo que sí, que se convocaría a una reunión con todos los padres del aula, pero el tiempo pasa y la reunión brilla por su ausencia. La dirección de la escuela no le dio el frente a la situación, por tanto, esta reunión en primer grado, nunca se efectuó.
Al inicio del curso escolar 2009-2010, la mamá de Danielita en la primera reunión de padres, aprovechó la coyuntura y explicó todo lo ocurrido durante el primer grado y aclaró que el papá de la niña es un prisionero de conciencia, que está preso por expresar pacíficamente lo que piensa y pidió de favor dejaran de sembrar el odio entre los inocentes.
Los esfuerzos de la madrecita de Daniela, para que los niños dejaran en paz a su hijita, caen en saco roto. Los niños, aunque en menor escala, continúan agrediendo a Danielita, la niña hace rechazo a la escuela y pide la cambien de centro escolar. La madre acude a la psicóloga quien aconseja que Daniela tiene que enfrentar los problemas, no huir de ellos.
Hasta ahora Daniela, con la ayuda de su idolatrada madre, sigue creciéndose ante las dificultades, no se deja destruir totalmente, resiste a los ataques, no se rinde y esto molesta a los oficiales de la Seguridad del Estado, quienes no cejan en su empeños sutil de destruir a una familia y en particular a una niña que está convencida que su papá está preso por sus ideas. ¡Todavía falta más!.
Ciudad de La Habana, 15 de febrero de 2010.
Normando Hernández González, prisionero de conciencia del Grupo de los 75, en la prisión de Camagüey y transitoriamente en el Hospital del Combinado del Este en Ciudad de La Habana.
Este artículo fue leído vía telefónica por su esposa Yaraí Reyes Marín.