Por José Daniel Ferrer García
Miembro de los 75, del Movimiento Cristiano Liberación, preso en Kilo 8, conocida como “Se me perdió la llave”
Documento No. 44 de la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque Cabello- 19-08-2007
El 5 de marzo del 2005 llegaron a esta prisión de máxima severidad Kilo 8 en Camagüey, procedente de la Prisión Ariza, en Cienfuegos los reclusos: José Leiva Hernández, Amaury Medina Puig, Elizardo Oquendo Alejo y Pedro Noa Armas. Venían con el llamado “régimen especial” aprobado. Los recibió el Consejote Dirección de este antro de terror encabezado por el entonces director, mayor Osmeli Roca Morales, quien actualmente ocupa un cargo de mayor rango: Jefe de Cárceles y Prisiones a nivel provincial.
Roca Morales, responsable de múltiples golpizas, torturas físicas y psicológicas y de otros tratos crueles, inhumanos y degradantes contra la población penal, procedió como si fuera un hábil comprador de bestias con buenos conocimientos de veterinaria. Le ordenó a Noa de Armas que abriera la boca le dijo en tono mezcla de amenaza y burla: “¡Ah!, pero si tiene dientes. ¡No se los han tumbado! Luego le revisó la cabeza a Medina Puig y dijo: “¡Pero si no te han partido la cabeza!”. “Mis muchachos tienen las manos calientes, aquí sí te la parten.” Al día siguiente, 6 de marzo del 2005, en horas de la tarde, uno de los cienfuegueros acabados de llegar, José Leiva Hernández, se ahorcó en la celda 22 del Destacamento No. 10 del régimen de mayor rigor. Desde que llegó se le notaba aterrorizado. Tenía 28 años al morir.El pasado 29 de julio, aproximadamente a las 8 pm. , 2 años, 4 meses y 28 días después a Amaury Medina Puig, los carceleros le abrían el cráneo a golpes de barras de acero, ¿proféticas las palabras del mayor Roca Morales? No, Sus muchachos como él dijera, siempre han tenido las manos calientes, es un viejo hábito inculcado por sus jefes y que goza de total impunidad en el paraíso socialista de los hermanos Castro. Esa noche también fue ultimado por los funcionarios del Ministerio del Interior el recluso Carlos Rafael Labrada, de 23 años de edad, también de la provincia de Cienfuegos. Un tercer reo fue hospitalizado en muy mal estado a consecuencia de los golpes que le propinaron los carceleros. Estos tres habían apuñaleado en un ajuste de cuentas a otro nombrado Jorge Batista Sánchez, natural de Mayarí, provincia de Holguín, pero no ofrecieron resistencia alguna los funcionarios, quienes sí arremetieron contra ellos con tal saña que, ya inertes los cuerpos continuaban golpeándolos con barras de metal, palos y tunfas. Acto seguido arrastraron los cuerpos por el pasillo, por el piso, hasta el pasillo central. Mandaron a otros reos a que los trasladaran para la enfermería y procedieron de inmediato a eliminar todo rastro del crimen allí cometido. Abundante fue la sangre derramada por las víctimas. Testigos afirman que hasta sesos había por el piso.Desde que el prisionero de conciencia Juan Carlos Herrera Acosta y quien les habla, llegamos a esta prisión en agosto del 2004, venimos denunciando la desproporcionada violencia de los carceleros, la agresividad entre reclusos, las autoagresiones protagonizadas generalmente por reos con trastornos mentales a quines en muchas ocasiones los guardias incitan a que se dañen, y en general las condiciones infrahumanas en que sobrevivimos. Pero lo peor es que tal situación no es exclusiva de este antro de terror y de maldad, en mayor o menor medida es la triste realidad imperante en las cárceles castristas.Antes de que fueran regresados a sus provincias los dos sobrevivientes de los 4 cienfuegueros llegados acá aquel 5 de marzo, uno de ellos me dijo cuando se despedía: “Ya por lo menos no nos matan aquí. Cuídense ustedes”, dijo refiriéndose a los prisioneros políticos y de conciencia, “porque los comunistas les tienen tremendo odio”, concluyó diciendo.
Documento No. 44 de la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque Cabello- 19-08-2007
El 5 de marzo del 2005 llegaron a esta prisión de máxima severidad Kilo 8 en Camagüey, procedente de la Prisión Ariza, en Cienfuegos los reclusos: José Leiva Hernández, Amaury Medina Puig, Elizardo Oquendo Alejo y Pedro Noa Armas. Venían con el llamado “régimen especial” aprobado. Los recibió el Consejote Dirección de este antro de terror encabezado por el entonces director, mayor Osmeli Roca Morales, quien actualmente ocupa un cargo de mayor rango: Jefe de Cárceles y Prisiones a nivel provincial.
Roca Morales, responsable de múltiples golpizas, torturas físicas y psicológicas y de otros tratos crueles, inhumanos y degradantes contra la población penal, procedió como si fuera un hábil comprador de bestias con buenos conocimientos de veterinaria. Le ordenó a Noa de Armas que abriera la boca le dijo en tono mezcla de amenaza y burla: “¡Ah!, pero si tiene dientes. ¡No se los han tumbado! Luego le revisó la cabeza a Medina Puig y dijo: “¡Pero si no te han partido la cabeza!”. “Mis muchachos tienen las manos calientes, aquí sí te la parten.” Al día siguiente, 6 de marzo del 2005, en horas de la tarde, uno de los cienfuegueros acabados de llegar, José Leiva Hernández, se ahorcó en la celda 22 del Destacamento No. 10 del régimen de mayor rigor. Desde que llegó se le notaba aterrorizado. Tenía 28 años al morir.El pasado 29 de julio, aproximadamente a las 8 pm. , 2 años, 4 meses y 28 días después a Amaury Medina Puig, los carceleros le abrían el cráneo a golpes de barras de acero, ¿proféticas las palabras del mayor Roca Morales? No, Sus muchachos como él dijera, siempre han tenido las manos calientes, es un viejo hábito inculcado por sus jefes y que goza de total impunidad en el paraíso socialista de los hermanos Castro. Esa noche también fue ultimado por los funcionarios del Ministerio del Interior el recluso Carlos Rafael Labrada, de 23 años de edad, también de la provincia de Cienfuegos. Un tercer reo fue hospitalizado en muy mal estado a consecuencia de los golpes que le propinaron los carceleros. Estos tres habían apuñaleado en un ajuste de cuentas a otro nombrado Jorge Batista Sánchez, natural de Mayarí, provincia de Holguín, pero no ofrecieron resistencia alguna los funcionarios, quienes sí arremetieron contra ellos con tal saña que, ya inertes los cuerpos continuaban golpeándolos con barras de metal, palos y tunfas. Acto seguido arrastraron los cuerpos por el pasillo, por el piso, hasta el pasillo central. Mandaron a otros reos a que los trasladaran para la enfermería y procedieron de inmediato a eliminar todo rastro del crimen allí cometido. Abundante fue la sangre derramada por las víctimas. Testigos afirman que hasta sesos había por el piso.Desde que el prisionero de conciencia Juan Carlos Herrera Acosta y quien les habla, llegamos a esta prisión en agosto del 2004, venimos denunciando la desproporcionada violencia de los carceleros, la agresividad entre reclusos, las autoagresiones protagonizadas generalmente por reos con trastornos mentales a quines en muchas ocasiones los guardias incitan a que se dañen, y en general las condiciones infrahumanas en que sobrevivimos. Pero lo peor es que tal situación no es exclusiva de este antro de terror y de maldad, en mayor o menor medida es la triste realidad imperante en las cárceles castristas.Antes de que fueran regresados a sus provincias los dos sobrevivientes de los 4 cienfuegueros llegados acá aquel 5 de marzo, uno de ellos me dijo cuando se despedía: “Ya por lo menos no nos matan aquí. Cuídense ustedes”, dijo refiriéndose a los prisioneros políticos y de conciencia, “porque los comunistas les tienen tremendo odio”, concluyó diciendo.
Informó, desde la Prisión Kilo 8 en Camagüey, el prisionero de conciencia Daniel Ferrer García, (75) miembro del Movimiento Cristiano Liberación.
Transcripción de Misceláneas de Cuba.