La Habana, 23 de mayo de 2013. Escrito por Martha Beatriz Roque Cabello.
Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) El verbo trabajar tiene numerosas acepciones, pero la más conocida es referida a tener una ocupación remunerada en una empresa, institución, etc.; donde se ejerza determinada profesión u oficio, ocupándose en cualquier actividad física o intelectual; lo que lo puede convertir en un empleado, un jornalero, un obrero, un dirigente, etc.
Ahora bien, el trabajador cubano tiene para sí un concepto diferente de este. Él hace que trabaja, pero su objetivo fundamental es "solucionar", porque el salario no es estimulante, y la moneda en que lo recibe no remedia sus necesidades personales que incluyen las familiares. Y el régimen que lo sabe, se hace el de la "vista gorda", con el fin de lograr mantenerlos bajo control.
No obstante, el trabajador es el responsable de todo lo mal hecho: la ineficiencia, la baja productividad, la pereza -entre otras situaciones indebidas- y como consecuencia la falta de producción, que trae acompañado el pobre crecimiento del Producto Interno Bruto y el estancamiento en el desarrollo social.
Lo que se pide ahora es un trabajador de "nuevo tipo", con el fin de poder llevar a cabo la actualización del modelo económico cubano y la implementación de los Lineamientos del Partido que según se plantea, persiguen el perfeccionamiento y desarrollo de la fórmula criolla del socialismo.
El trabajador que hoy necesita el país, según los oficialistas del régimen, debe estar preparado para que se inserte en las nuevas realidades económicas y sociales en las que se desenvolverá la nación.
En estos momentos hay diversas formas de gestión en la economía cubana: la estatal, los cuentapropistas y los cooperativistas.
Para poder llevar a cabo los "nuevos" planes hace falta trabajadores que no solamente sean disciplinados, cumplan con su jornada laboral y hagan bien lo que les toca en el reducido ámbito de su puesto laboral, resulta imprescindible que sean inconformes, exigentes, vigilantes de lo que sucede en el entorno de su colectivo, e incluso más allá, en el complejo entramado de la sociedad y del mundo. Algo conocido entre la población como "chivato". Pero todo esto implica que hay que dar idea a las personas que los rodean que se es "revolucionario", fieles a la filosofía del Partido Comunista de Cuba y algo muy importante: no se puede protestar.
Aunque la economía es una ciencia que se estudia durante cinco años en las universidades, el sistema requiere de los trabajadores que aprendan y entiendan sobre economía; la que afecta a todo el país y hasta sus principales problemas y tendencias internacionales. Esto es indispensable para que la culpa de la no creación de riquezas y la falta de insatisfacciones individuales y sociales, la tenga el imperialismo y como es natural su muy gastado tema del "bloqueo".
Pero los derechos que tienen los trabajadores en la mayoría de los países del mundo, aquí les han sido arrebatados por el Estado, en cada una de las leyes que promulga, en representación del pueblo soberano y amparados por la vieja historia de la justicia social. No se puede pensar en ir a la huelga, y mucho menos que el sindicato al que perteneces te proteja en cualquier litigio con el empleador, porque la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), aunque está considerada como una ONG, no es más que parte de los mecanismos del sistema para mantener el control sobre los trabajadores.
Realmente, no hay transformaciones en marcha, todo esto existe en los deseos que puedan tener, tanto los nacionales como los que desde el exterior siguen el problema cubano. Porque estos cambios de los que se habla, son quimeras que tratan de hacer una nueva conciencia en los trabajadores de que el futuro existe; pero al final todo dará la vuelta y caerá en lo mismo. La conclusión será: "No se ha logrado ese trabajador que queremos, no ha germinado la semilla del amor al trabajo que siembra la "Revolución", por consiguiente ellos son los responsables del estancamiento económico y social.
Si usted piensa de otra forma, ¡tiene la palabra!
*Instituto Cubano de Economistas Independientes