LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -La mayoría de las tradiciones que tenía la sociedad cubana, han sido olvidadas; no obstante, una de las más bonitas y más sentidas era el uso de una flor el Día de las Madres. Con mucho respeto tanto los hombres como las mujeres lucían en su pecho este adorno, con la característica de que el color rojo significaba que tenía su madre viva, y el blanco, que había muerto.
Durante estos 54 años de desestabilización de nuestra identidad, se ha transitado por diferentes etapas, que van desde la venta por el Estado de un cake (torta) por núcleo familiar; la mayoría de las veces viejo y maloliente, hasta unas tarjetas de felicitación, con horribles diseños y poca variedad, que este año ni se han visto. Aunque en el pasado, antes de que “revolucionáramos” este día, la familia se reunía y todos los hijos tenían un regalo para su “mamá” así fuera muy sencillo. Incluso, en las escuelas, los niños confeccionaban con sus propias manos obsequios para manifestar su amor a la progenitora.
Pero hoy, las cosas son bien distintas. Quizás una historia no sea suficiente, pero sí puede dar una idea de cómo se vive el presente dentro de la isla.
Lo siguiente ocurrió en 5ta. Y 42, en el barrio de Miramar, una tienda mixta que tiene una manzana de extensión y además algunos lugares de venta alrededor, como es el caso de la Panadería y Dulcería Doña Neli. Una señora que salía del local repetía: “no entiendo”, “no entiendo”. Cuestionada por alguien de la calle se explayó diciendo: “Quería comprar unos dulces para mi mamá, porque me voy para Caimito a pasar el Día de las Madres con ella, pero no pude porque no tenían donde echarlos. Es el colmo que uno haga el sacrificio de comprar algo tan caro en divisa y que no se lo puedan ni despachar.”
Sin embargo, el transeúnte le respondió algo insólito: “…Si esta gente no vende, ¿cómo roba?”.
Pero esta ineficiencia en el servicio no paró ahí. En el guardabolsos, una persona discutía con el empleado porque debió dejar su Carné de Identidad para depositar sus pertenencias y entrar a la tienda de víveres, luego se encontró que fue a pagar con un billete de 100 cuc y necesitaba mostrar al cajero su identificación, sin lo cual no podía llevar la mercancía. Le espetaba al trabajador: “Yo no tengo dos carnés de identidad ¿cómo voy a solucionar esto?”.
Como es natural, la brillante idea de utilizar una identificación oficial para trámites que no lo son, trajo esta consecuencia; no obstante, el perjudicado siempre es el cliente.
Habría que destacar que en la tienda no existían ofertas con rebajas de mercancías propias para regalos del Día de las Madres, algo que es común en el comercio; pero quizás sea porque los estantes están prácticamente vacíos, los productos se repiten una y otra vez. Una vendedora del área de Artículos del Hogar manifestó: “Estamos pelaos”.
El toque final se pudo constatar en el área de muebles. Un matrimonio –al parecer- buscaba un colchón cómodo. Él jaraneaba diciendo: “Para que mi suegra no se levante de la cama en todo el día”. El vendedor le mostró el único modelo existente, pero delante de ellos un joven de la raza negra, vestido “muy a la moda”, les propuso la venta del mismo colchón a un precio más bajo. El empleado dio la espalda y los dejó conversando con el “callejero”. La competencia en la propia casa. ¿Y el jefe de piso? ¿O el gerente? Seguro junto con el tolerante e ineficiente trabajador “socialista”, disfrutará del por ciento que le corresponda si se lleva a cabo la venta.
En este clima de no importarle nada a alguien, corrupción y desidia pasará el sufrido pueblo de Cuba el Día de las Madres.