El pasado día 8 de marzo, cuatro mujeres decidieron celebrar la fecha del Día Internacional de la Mujer, repartiendo unos volantes en el Parque Central, ellas son: Mercedes Fresneda Castillo, Sonia Garro Alfonso, Ivonne Mayesa Solana y Rosario Morales La Rosa.
Comenzaron la actividad a las 10 y 30 de la mañana, repartiendo los panfletos en la antigua tienda Sears. En el documento reproducido en computadora, rezaba lo siguiente:
“El pueblo tiene hambre. Los discapacitados quieren su chequera. Los niños quieren la leche. Juguetes para los niños. Abajo el racismo. Cese la violencia policial”.
El pueblo cogía los panfletos y cuando llegaron al Boulevard de San Rafael, las personas se tiraban para cogerlas. Cuando la policía se dio cuenta cogió a Mercedes Fresneda por el cuello y las personas alrededor gritaban: “Suéltenlas que son mujeres” y un muchacho le dijo al guardia: “Suéltela que es una mujer” y el oficial le contestó: “Está bien yo la voy a soltar”.
Aprovechó la oportunidad Mercedes para decirles a los allí reunidos: “Lean los papeles para que ustedes vean lo que dice: “El pueblo tiene hambre, comida para el pueblo”. Se empezaron a reunir personas y el agente policial tomó el walkie-talkie y dijo: “Manden una patrulla urgente que esto se está poniendo feo”. Las personas allí reunidas empezaban a comentar: “Es verdad que el pueblo tiene hambre y eso es lo que necesita”.
Las montaron en un auto patrulla de la Policía Nacional Revolucionaria y las personas siguieron “la perseguidora” (el boulevard es una calle muy estrecha y con velocidad mínima) y les gritaban: “Ellas tienen la razón”. “No las maltraten”.
Fueron trasladadas las dos primeras para la Unidad de la policía de Zanja y las dos últimas para Dragones, ambas en el municipio Centro Habana. Estando en la celda a Ivonne Mayesa Solana le echaron gas pimienta. Las soltaron el día 9 a las 3 de la tarde.
El día que las detuvieron ni almorzaron ni comieron, y al día siguiente tampoco desayunaron ni almorzaron. El oficial que estaba en el calabozo, llamó al oficial de guardia y le dijo: “Fíjate las mujeres que tiene la CI aquí ni han desayunado, ni almorzado, ni comido”, a lo que el superior respondió que se lo tenía que decir a la CI (Contrainteligencia) y el carcelero le alegó: “Te lo digo a ti que eres el jefe, yo no me voy a responsabilizar con esto”.