Por: Martha Beatriz Roque Cabello
Los que suelen hacer pronósticos, los adivinos y por qué no los escépticos, nunca hubieran imaginado lo que está sucediendo en el 2010 en Cuba. En los casi 9 meses del año que han transcurrido, se han llevado a cabo acontecimientos no esperados. Se podría decir que el asesinato del opositor encarcelado Orlando Zapata Tamayo, en el mes de febrero, fue el detonante de una parte de esta situación.
Las Damas de Blanco se convirtieron en un grave problema para el régimen, al no poder acallar sus voces a pesar de la represión a que fueron sometidas, el final del mes de abril puede considerarse como el punto culminante de todo el hostigamiento y las golpizas que recibieron.
La izquierda internacional le viró la espalda al régimen, y ya a principios de mayo, la dictadura buscó a la Iglesia Católica como elemento conductor de algunas medidas que quería trasladar hacia dentro y fuera del país, sin tener que usar sus medios.
A partir del domingo 2 de mayo, se les permitió a los familiares de los presos, y a las mujeres que las apoyan, desfilar por la 5ta. Avenida, en Miramar, sin ser objeto del acoso de las turbas pro gubernamentales.
Entonces intervino el gobierno español, con sus acostumbrados espaldarazos, buscando mejorar la imagen internacional de la dictadura y se convino la partida hacia el destierro de los presos de conciencia del Grupo de los 75. Sin embargo algunos de ellos prefieren continuar presos, antes de aceptar esta medida, aunque en un futuro una parte pudiera salir del país.
Dentro de las cosas inimaginables está la reaparición pública de Fidel Castro, al que han enterrado más de una vez. Sin embargo, a este suceso medios internacionales no le han dado apenas importancia, incluso, a los temas con los que ha salido a escena, entre los que se encuentra el reconocimiento del fracaso del modelo cubano. Pero sin lugar a dudas fue algo no vaticinado.
Como también resulta novedoso el hecho de que haya dos personas conduciendo la nación, uno ocupado de trazar la “política exterior” y el otro de los graves problemas internos.
Estas tramas de carácter político brindan un escenario muy diferente al que ha tenido acostumbrado al mundo el gobierno que detenta el poder en Cuba. Aunque no son los únicos acontecimientos que hacen diferentes el transcurso del año.
A pesar de que Raúl Castro en su discurso del 1ro. de agosto, próximo pasado, se refirió a que la mayoría de los acreedores del país, habían accedido a aplazar las obligaciones, la falta de solvencia ha llegado a límites extremos y como es natural las restricciones financieras a las que está sometido el régimen, por la falta de pago, van en aumento. Con excepción de las transacciones de índole políticas, para mantener viva en el mundo la imagen de la “Revolución”, el resto de las actividades comerciales está bajo el síndrome de la bancarrota. En el momento en que algunos países comienzan a salir de la crisis, éste se hunde profundamente en ella.
Desde el punto de vista económico, el sistema está totalmente atrapado y sin salidas, porque la reinvención del trabajo por cuenta propia y otras medidas, con curitas a lo ya mal hecho anteriormente, no es la solución para el desarrollo económico, del que tanto necesita la isla. La destrucción de la economía, se ha gestado dentro de los propios mecanismos que se han llevado a cabo durante estos 50 años; aunque los altos funcionarios quieran hacer ver que es culpa del “bloqueo americano”.
Por otra parte el tejido social está enfermo, con una especie de cáncer que no va a tener cura bajo esta dictadura; por el contrario, las medidas que se están gestando van a llevar a la población a incrementar la corrupción, el robo y la falta de ética ciudadana.
No se puede pronosticar que el pueblo vaya a salir a la calle a protestar, pero tampoco se puede descartar. Y si esto sucede habrán quedado atrás todos los estudios que se han hecho para la llamada transición, por parte de especialistas y organizaciones disidentes de dentro y fuera del país; ya que se producirá un cambio brusco, y muy doloroso.
Es por eso que se hace necesario mantener actualizado el escenario político, económico y social del país, con el fin de estudiar todas las variantes posibles a la solución que tanto Cuba necesita. Hay que aplicar la dialéctica y tener pensado desde ya, que en un momento determinado puede producirse una ola de protesta que lleve a la calle a la gran mayoría del pueblo y que aunque desde el punto de vista militar, trate de ser contenida, la cantidad de personas involucradas sería totalmente decisiva.
Entonces, ningún programa de transición encajaría –inmediatamente- en tal situación, porque en primer lugar, esta sociedad ya no es la misma que hace 3 ó 4 años atrás, ha sufrido transformaciones violentas, que si se miden en un eje de abscisas, irían desde el centro hacia la izquierda, convirtiéndolas en negativas. Sin lugar a dudas, desgraciadamente, en nuestro país hay un “hombre nuevo”
Ciudad de La Habana, 27 de setiembre de 2010.