Por: Martha Beatriz Roque Cabello
A lo largo de este doloroso período de 50 años, el gobierno que detenta el poder en Cuba ha utilizado al pueblo, como pantalla para hacer y deshacer algunas cosas. Todos recuerdan la época en que se regalaba arroz y azúcar por el mundo, rebajando la cuota de racionamiento, que más nunca se aumentó y so pretexto del “internacionalismo”, “dispuestos a cualquier sacrificio”. De igual forma se regalaron centrales, se construyeron carreteras, y un largo etcétera, como parte de este desprendimiento, de lo que se enteraban los cubanos después de que todo se ejecutara y bajo la presión –casi siempre- de una concentración en la Plaza de la Revolución o en cualquier otro lugar similar del país.
En estos momentos los médicos y las pocas medicinas de que se disponen en la isla, andan por África y América Latina y cada vez son más los gobernantes de otras latitudes, que vienen pidiendo y pidiendo, al barril sin fondo en que se ha convertido la idea del apoyo a otros países. No obstante queda claro para todos, que esta ayuda no es gratis, siempre viene acompañada por el pago del compromiso de quien la recibe, de apoyar internacionalmente la “Revolución” en sus proyectos, en el levantamiento del embargo y la solicitud de la libertad de los cinco espías, a los que ridículamente se les llama “héroes”.
Recientemente, cuando se celebraba el Plantón de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, en casa de Vladimiro Roca, dos oficiales de la Seguridad del Estado, leyeron un documento en la puerta de la casa, en el que decían: … “Estamos evaluando retirar nuestra protección…” … “Y nos están involucrando y acusándonos a nosotros de la reacción espontánea y revolucionaria del pueblo”.
Exactamente, tres horas después, a las 5 y 30 de la tarde, comenzaba un mitin de repudio, al estilo de los pogromos nazis, que duraría hasta la 1 y 30 de la madrugada. En esta primera celebración la participación estuvo pobre, no fue hasta el otro día, que comenzó el “show” a las 3 de la tarde y duró hasta las 10 de la noche, que se vio concurrido el lugar, pues trajeron un ómnibus con personas -al parecer- de otros barrios.
Pero con un pequeño recuento, se podrá apreciar todo lo que hizo “el pueblo enardecido” que carece de todo tipo de recursos y enfrenta numerosas necesidades acumuladas. En primer lugar instalaron equipos profesionales de audio en el llamado “Hotelito de la Universidad de La Habana”, a un costado de la casa de Vladimiro. Tenían música de moda, sirenas que sonaban constantemente, carteles hechos en cartulina blanca y muñecos. Tiraron 2 cartones de huevos (artículo bastante difícil de conseguir en el país, ya que está racionado), una corona de las que se le ofrecen a los muertos (también limitada a 3 por velorio y con un costo quizás de unos 50 pesos moneda nacional). El solo hecho de que “alguien del pueblo” se hubiera prestado para ir a hacer la corona y traerla, es impensable, el jardín más cercano está en el Vedado, en las calles 23 y 12 y en el ómnibus de regreso, se hubiera despedazado por la cantidad de personas que viajan en él.
También lanzaron piedras, naranjas duras, nonis, preservativos, guantes de goma (ambos llenos de agua coloreada), y pellets.
Los participantes en el mitin conocían los nombres de todos los que estaban plantados, sus relaciones familiares, lugares de vivienda y detalles personales. Los ofendían con todo tipo de vilipendio, pero no eran capaces de distinguir quien era quien, físicamente.
Entre los miembros del “pueblo” que se hicieron presentes en la mayoría de los 5 días que duraron estos actos de repudio, se encontraba Manuel Díaz, comandante Jefe de Estado Mayor de la DAAFAR, (Fuerza Aérea) en la década de los 60. Su grado militar en estos momentos es equivalente al de General. Estaba en camiseta y se paró por la puerta principal de entrada de la casa, se bajó los pantalones y los calzoncillos y enseñó obscenamente sus genitales. En una clara señal de donde está la ideología del sistema.
La agencia noticiosa francesa AFP, entrevistó en la calle, a Ávila Góngora, quien dijo ser trabajador del turismo, pero se le olvidó añadir que estaba retirado como coronel de las Fuerzas Armadas, jefe de Operaciones de las Tropas Territoriales. Como premio a sus declaraciones a la prensa, al día siguiente le dieron el micrófono para que dirigiera el espectáculo, leyó una cantidad indescriptible de sandeces, con el tono de un niño de primaria que comienza a aprender lectura. Como es natural no pudieron faltar las ofensas y las vulgaridades, que caracterizaban cada actividad.
Otros retirados de las FAR y el MININT1 completaban el “staff” de los que hacían grupo, tales como: Daniel Cazallas, delegado del Poder Popular y Elso Oria, presidente del Consejo de Defensa, retirado con grado de Mayor de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior e Ives del Partido Comunista en la zona. No faltó tampoco “El chino”, oficial del Ministerio del Interior que brincó impunemente la cerca de la casa de Vladimiro Roca, y trató de ahorcarlo, que vive en el primer piso del edificio del Consejo de Estado, a solo dos cuadras. A este último se le dio la tarea de sostener la enseña nacional.
Completando el espectáculo estaba el hombre que le partió la cabeza a pedradas a uno de los participantes en el Plantón, nombrado Rafael Hernández Leyva, que vive en el edificio del Consejo de Ministros en 36 y 45, junto a su esposa Nancy. Rafael se pavoneaba por los alrededores de la casa, con un pantalón verde olivo, ofendiendo y buscando pendencia.
Estaban las hermanas del General retirado Fernando Ruíz Bravo, que viven frente a la casa del Plantón, nombradas Ramona, María y Enriqueta, personas ya de la tercera edad avanzada. Una de ellas fue Vice Ministra de Cultura y otra Secretaria General del Sindicato de Trabajadores de Arte y Espectáculos.
Durante el segundo mitin de repudio, dos hombres mostraban –de forma amenazante- sendos cabos de pistola y cuchillo escondidos en el cinto del pantalón. Uno de ellos, mulato alto y delgado, a los pocos días pasó por la casa, con destino a una reunión de padres en la Secundaria Básica, vestido de uniforme de las Fuerzas Armadas con grados de teniente coronel.
Esta pequeña descripción es suficiente para poder percatarse de que en todas estas cosas indebidas que hace el gobierno, utiliza a personas altamente comprometidas con el sistema, y después plantea que las hizo “el pueblo”.
1Fuerzas Armadas Revolucionarias y Ministerio del Interior
Ciudad de La Habana, 7 de diciembre de 2009.
En estos momentos los médicos y las pocas medicinas de que se disponen en la isla, andan por África y América Latina y cada vez son más los gobernantes de otras latitudes, que vienen pidiendo y pidiendo, al barril sin fondo en que se ha convertido la idea del apoyo a otros países. No obstante queda claro para todos, que esta ayuda no es gratis, siempre viene acompañada por el pago del compromiso de quien la recibe, de apoyar internacionalmente la “Revolución” en sus proyectos, en el levantamiento del embargo y la solicitud de la libertad de los cinco espías, a los que ridículamente se les llama “héroes”.
Recientemente, cuando se celebraba el Plantón de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, en casa de Vladimiro Roca, dos oficiales de la Seguridad del Estado, leyeron un documento en la puerta de la casa, en el que decían: … “Estamos evaluando retirar nuestra protección…” … “Y nos están involucrando y acusándonos a nosotros de la reacción espontánea y revolucionaria del pueblo”.
Exactamente, tres horas después, a las 5 y 30 de la tarde, comenzaba un mitin de repudio, al estilo de los pogromos nazis, que duraría hasta la 1 y 30 de la madrugada. En esta primera celebración la participación estuvo pobre, no fue hasta el otro día, que comenzó el “show” a las 3 de la tarde y duró hasta las 10 de la noche, que se vio concurrido el lugar, pues trajeron un ómnibus con personas -al parecer- de otros barrios.
Pero con un pequeño recuento, se podrá apreciar todo lo que hizo “el pueblo enardecido” que carece de todo tipo de recursos y enfrenta numerosas necesidades acumuladas. En primer lugar instalaron equipos profesionales de audio en el llamado “Hotelito de la Universidad de La Habana”, a un costado de la casa de Vladimiro. Tenían música de moda, sirenas que sonaban constantemente, carteles hechos en cartulina blanca y muñecos. Tiraron 2 cartones de huevos (artículo bastante difícil de conseguir en el país, ya que está racionado), una corona de las que se le ofrecen a los muertos (también limitada a 3 por velorio y con un costo quizás de unos 50 pesos moneda nacional). El solo hecho de que “alguien del pueblo” se hubiera prestado para ir a hacer la corona y traerla, es impensable, el jardín más cercano está en el Vedado, en las calles 23 y 12 y en el ómnibus de regreso, se hubiera despedazado por la cantidad de personas que viajan en él.
También lanzaron piedras, naranjas duras, nonis, preservativos, guantes de goma (ambos llenos de agua coloreada), y pellets.
Los participantes en el mitin conocían los nombres de todos los que estaban plantados, sus relaciones familiares, lugares de vivienda y detalles personales. Los ofendían con todo tipo de vilipendio, pero no eran capaces de distinguir quien era quien, físicamente.
Entre los miembros del “pueblo” que se hicieron presentes en la mayoría de los 5 días que duraron estos actos de repudio, se encontraba Manuel Díaz, comandante Jefe de Estado Mayor de la DAAFAR, (Fuerza Aérea) en la década de los 60. Su grado militar en estos momentos es equivalente al de General. Estaba en camiseta y se paró por la puerta principal de entrada de la casa, se bajó los pantalones y los calzoncillos y enseñó obscenamente sus genitales. En una clara señal de donde está la ideología del sistema.
La agencia noticiosa francesa AFP, entrevistó en la calle, a Ávila Góngora, quien dijo ser trabajador del turismo, pero se le olvidó añadir que estaba retirado como coronel de las Fuerzas Armadas, jefe de Operaciones de las Tropas Territoriales. Como premio a sus declaraciones a la prensa, al día siguiente le dieron el micrófono para que dirigiera el espectáculo, leyó una cantidad indescriptible de sandeces, con el tono de un niño de primaria que comienza a aprender lectura. Como es natural no pudieron faltar las ofensas y las vulgaridades, que caracterizaban cada actividad.
Otros retirados de las FAR y el MININT1 completaban el “staff” de los que hacían grupo, tales como: Daniel Cazallas, delegado del Poder Popular y Elso Oria, presidente del Consejo de Defensa, retirado con grado de Mayor de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior e Ives del Partido Comunista en la zona. No faltó tampoco “El chino”, oficial del Ministerio del Interior que brincó impunemente la cerca de la casa de Vladimiro Roca, y trató de ahorcarlo, que vive en el primer piso del edificio del Consejo de Estado, a solo dos cuadras. A este último se le dio la tarea de sostener la enseña nacional.
Completando el espectáculo estaba el hombre que le partió la cabeza a pedradas a uno de los participantes en el Plantón, nombrado Rafael Hernández Leyva, que vive en el edificio del Consejo de Ministros en 36 y 45, junto a su esposa Nancy. Rafael se pavoneaba por los alrededores de la casa, con un pantalón verde olivo, ofendiendo y buscando pendencia.
Estaban las hermanas del General retirado Fernando Ruíz Bravo, que viven frente a la casa del Plantón, nombradas Ramona, María y Enriqueta, personas ya de la tercera edad avanzada. Una de ellas fue Vice Ministra de Cultura y otra Secretaria General del Sindicato de Trabajadores de Arte y Espectáculos.
Durante el segundo mitin de repudio, dos hombres mostraban –de forma amenazante- sendos cabos de pistola y cuchillo escondidos en el cinto del pantalón. Uno de ellos, mulato alto y delgado, a los pocos días pasó por la casa, con destino a una reunión de padres en la Secundaria Básica, vestido de uniforme de las Fuerzas Armadas con grados de teniente coronel.
Esta pequeña descripción es suficiente para poder percatarse de que en todas estas cosas indebidas que hace el gobierno, utiliza a personas altamente comprometidas con el sistema, y después plantea que las hizo “el pueblo”.
1Fuerzas Armadas Revolucionarias y Ministerio del Interior
Ciudad de La Habana, 7 de diciembre de 2009.