Información Nº 25:
José Antonio Mola Porro condenado -sin juicio- a un año más de privación de libertad.
Taila Emilia Aguilar Castro, esposa del preso político José Antonio Mola Porro, quien se encuentra cumpliendo una condena injusta, de un año más de privación de libertad en la prisión Kilo 9, de la provincia de Camagüey, más conocida por Disciplinaria; por el solo hecho de ser defensor de los derechos humanos y de sus propios derechos.
Ya mi esposo comienza a sentir las secuelas de las temibles, húmedas y frías celdas y mazmorras penitenciarias, padeciendo de fuertes dolores en las articulaciones y fuertes jaquecas, debiendo ser valorado por algún especialista que quizás en algún momento visite el penal o tal vez nunca.
No le están dando medicamentos ni vitaminas, que necesita para compensar esos dolores, porque mientras que esté encarcelado jamás se curará. Estoy muy preocupada y temo por su salud. Él siempre ha sido un hombre muy sano y fuerte, jamás se quejó de dolor alguno. En estos momentos se siente afectado por esas crisis, porque además de la falta de medicamentos, no está bien alimentado, solo digiere lo que le llevo a la visita mensual y conyugal, pues continúa en actitud de protesta por la injusticia que con él han cometido, sin asistir al comedor, ni acogerse a los beneficios del penal. Prácticamente incomunicado.
Continúo abogando por su libertad y pido que todos nuestros hermanos de lucha del mundo entero aboguen por la libertad inmediata de mi esposo.
Taila Emilia Aguilar Castro, esposa del preso político José Antonio Mola Porro, quien se encuentra cumpliendo una condena injusta, de un año más de privación de libertad en la prisión Kilo 9, de la provincia de Camagüey, más conocida por Disciplinaria; por el solo hecho de ser defensor de los derechos humanos y de sus propios derechos.
Ya mi esposo comienza a sentir las secuelas de las temibles, húmedas y frías celdas y mazmorras penitenciarias, padeciendo de fuertes dolores en las articulaciones y fuertes jaquecas, debiendo ser valorado por algún especialista que quizás en algún momento visite el penal o tal vez nunca.
No le están dando medicamentos ni vitaminas, que necesita para compensar esos dolores, porque mientras que esté encarcelado jamás se curará. Estoy muy preocupada y temo por su salud. Él siempre ha sido un hombre muy sano y fuerte, jamás se quejó de dolor alguno. En estos momentos se siente afectado por esas crisis, porque además de la falta de medicamentos, no está bien alimentado, solo digiere lo que le llevo a la visita mensual y conyugal, pues continúa en actitud de protesta por la injusticia que con él han cometido, sin asistir al comedor, ni acogerse a los beneficios del penal. Prácticamente incomunicado.
Continúo abogando por su libertad y pido que todos nuestros hermanos de lucha del mundo entero aboguen por la libertad inmediata de mi esposo.
¡Es inocente! ¡No ha cometido delito alguno para sufrir en las cárceles cubanas!
Información Nº 26
Juan Carlos Herrera Acosta, periodista independiente condenado durante la oleada represiva de marzo del 2003, a 20 años de privación de libertad por ejercer el justo derecho a la libre expresión, transmite una denuncia –telefónicamente- desde el régimen especial de la prisión Kilo 8, de Camagüey, conocida como “Se me perdió la llave”.
Quiero hacer un llamado a todas las organizaciones internacionales, a todos los gobiernos democráticos del mundo, para que a su vez condenen el terrorismo carcelario que se ha desatado en la prisión Kilo 8, aquí en Camagüey, Cuba. Que realmente es indescriptible, es dantesco lo que se está viviendo. Los presos están protestando, hay cerca de una veintena de ellos en huelga de hambre. Entre ellos se encuentra José Daniel Ferrer García, prisionero de conciencia del Grupo de los 75. Los también prisioneros: Lamberto Hernández Planas, Leoncio Rodríguez Ponce, Carlos Luis Díaz Fernández, Francisco Tundidor Valido y Raidel Carmenate Madruga, quien fuera golpeado salvajemente.
Preocupante es la situación del prisionero político y ex sargento de las Fuerzas Armadas Eduardo Gamboa Suárez, quien se encuentra en huelga de hambre, en delicado estado de salud, desde el pasado 21 de mayo, su vida corre un inminente riesgo. He podido verlo desde los soleadores y está muy depauperado.
Hago un llamado a todas las organizaciones humanitarias del mundo, a la Unión Europea, al exilio, a Amnistía Internacional, también a todos aquellos que crean que nosotros los cubanos tenemos derecho a la vida aunque estemos encarcelados.
Lo que se ha estado viviendo en esta prisión no puede describirse con simples palabras. Las lágrimas pueden brotarle a cualquiera de los ojos, pero la vida de muchos hombres está corriendo peligro en estos momentos aquí. Primeramente, porque puede cualquiera ser agredido por los propios militares, quienes tienen órdenes superiores de golpear, como dijera Wilfredo, alias “El Chiqui”, jefe del DTI (Departamento Técnico de Investigaciones) de esta prisión: “Hay órdenes de arriba”. Entiéndase del Gobierno.
¿Qué es lo que es golpear? ¿Qué está tratando de callarse aquí?: La desesperación, la falta de higiene, la pésima alimentación, las torturas, las golpizas, las celdas estrechas que se mojan, inhumanas; la pésima atención médica, no hay medicamentos. Eso es lo que hay que golpear. Están golpeando con cabillas, con bates. Cinco perros pude ver, el pasado día 25 de mayo, frente a mí. Cinco perros amaestrados con fines represivos.
Aquí los reos no tienen voz, porque aquí no podemos entrar una cámara de televisión. Para este gobierno debería ser bochornoso, si tuvieran un ápice de humanidad, lidiar con esta laya execrable de golpizas continuas. Once golpizas inhumanas que se han propinado en estos días, que incluso han tenido que ser trasladados algunos a los hospitales, en las pésimas condiciones que han quedado.
Más que el cumplimiento de una condena, lo que se está viendo aquí es un ajuste de cuentas. Los presos están pidiendo la destitución de todos los directivos de la prisión, pero los máximos responsables son los que están al frente del gobierno cubano, que merece ser condenado con toda la fortaleza que necesita, debe ser sentado en el banquillo de los acusados como violadores de los derechos humanos. Han ordenado a los presos comunes que si solo los políticos hacemos una protesta, nos golpeen. ¡Por eso esto hay que denunciarlo!.