Viernes, Julio 5, 2013
Por Martha Beatriz Roque Cabello
LA HABANA, Cuba, julio,www.cubanet.org -Ilustrado con la foto de una cola de personas frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, el periódico Granma publicó un artículo, tomado del blog La pupila insomne, y escrito por Néstor García Itúrbide, bajo el título de “El negocio es negar visas, no otorgar visas”.
Si este medio de prensa cubano divulga un artículo en sus secciones habituales, extraído de algún otro periódico, o de un sitio web, en este caso publicado en la página Internacional, se puede pensar dos cosas: o fue escrito con toda intención para que fuera reproducido por Granma, o contiene un mensaje que al régimen le interesa divulgar ampliamente.
El texto comienza como una crítica por la negación de visas a una señora y a decenas de ciudadanos más, algo que es común, pues los funcionarios consulares tienen el poder de decidir a quiénes se le permite visitar el país. Pero ya en el segundo párrafo, se inmiscuye a Radio y Televisión Martí en el problema, volviendo a insistir en los millones de dólares que el gobierno estadounidense invierte en estos medios, según el columnista, para tratar “infructuosamente” de llevar la imagen de los Estados Unidos a los cubanos.
El periodista dice haber investigado lo que está sucediendo, y dice haber llegado a la conclusión de que ahora, en la mayoría de los casos, no se están otorgando visas, afirmación que no sustenta con datos o cifras. Dice, además, haber oído que algunos a los que se les negó la visa hablaban de preparar viajes ilegales, por mar, para llegar a territorio estadounidense. Pero ¿quién que viva en Cuba puede creer que esas personas hablen públicamente sobre presuntos planes para huir del país ilegalmente?
Llama la atención que al referirse a este tema, el periodista afirma que quienes proyectan salir ilegalmente, lo hacen: …”sobre todo con la seguridad de que las autoridades cubanas no están interviniendo en estos intentos y cuando más dan consejos para no poner en riesgo la vida de los que se aventuran”. Esto, traducido al lenguaje popular, muy bien podría leerse como: ¡Tírate al mar, que no te va a pasar nada! Puedes hacerlo hasta en el Malecón, que no irás preso.
Seguidamente, el periodista culpa al gobierno estadounidense de querer utilizar una estratagema para hacer propaganda contra Cuba, ahora que “todos” pueden salir legalmente. También lo acusa de querer embolsarse unos ridículos miles de dólares por el concepto de entrevistas en la SINA. Acostumbrado a las artimañas del régimen cubano, que a todo le quiere sacar beneficio financiero, pretende que alguien piense que un gobierno democrático, y además tan rico como el de los Estados Unidos, necesita aprovecharse de las personas que quieran visitar ese país.
Pero el colmo del veneno está en los últimos cuatro párrafos, donde acusa a funcionarios de la Oficina de Intereses de corrupción administrativa, al aceptar dinero para otorgar la visa. Llega al extremo “en su investigación” de insinuar que conoce a los funcionarios que se dejan sobornar y reciben las prebendas. Señala incluso que la transacción se hace en una gasolinera, o en un supermercado, o en la pizzería de la calle J entre 9 y 11, donde acuden con frecuencia los funcionarios.
En otra de las conclusiones de su “investigación”, el periodista enfatiza que el otorgamiento de visa en la SINA no es un acto “humanitario” por parte de los Estados Unidos. Habría que especificarle que tampoco lo es por cualquier otro país del mundo, incluyendo Cuba. Los turistas no viajan por problemas humanitarios. Por último, deja abierta la posibilidad de que General Accounting Office, del gobierno de Estados Unidos, pueda investigar y encontrar más problemas de los que él detalla sin ninguna evidencia.
No hay dudas de que el régimen cubano está detrás de las intenciones que revelan ese artículo. Le hubiera sido más fácil denunciar ante el propio gobierno norteamericano ese supuesto caso de corrupción, pues se están llevando a cabo conversaciones migratorias entre los dos países. Así que este ruido hace pensar que se están cascando nueces entre las sombras. Aunque hasta ahora el presidente Obama ha dado muestras de un deseo generoso de normalizar las relaciones.