Por: Martha Beatriz Roque Cabello
Un dicho muy popular -de hace muchos años- rezaba: “¡No quiero! ¡No quiero! Échamelo en el sombrero”. Es esto precisamente lo que están diciendo de los Estados Unidos de América los gobiernos de la izquierda bolivariana (entiéndase izquierda neofascista), con respecto a su posición frente a la situación de Honduras.
Hubieran querido que retiraran al Embajador de Tegucigalpa, a los soldados que hay allá y que sólo fueron suspendidos de sus tareas, y el dinero. De esa forma estarían a tono con el ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas).
Durante el show circense del avión del ex presidente Manuel Zelaya, volando sobre Honduras en la tarde-noche del 5 de junio, Hugo Chávez hizo declaraciones a su canal de televisión “Telesur”, en las que le echaba la culpa de lo que estaba pasando al imperialismo yanqui, pero sacando -como excepción- al presidente (Barack) Obama, al que calificó de “prisionero del imperio”.
También fue muy específico cuando planteó que los Presidentes de América Latina estaban en contacto y aseguró que durante una conversación telefónica suya con Daniel Ortega, éste hablaba por otro teléfono al mismo tiempo con Fidel Castro. Llegado este punto habría que preguntarse ¿y no le pudieran escribir también las conversaciones telefónicas a Raúl Castro para que las leyera como hizo en Mercosur? Porque en todo este revolisco aparece totalmente ignorado.
En esta perorata del dueño de Telesur, cogió también su crítica la Iglesia Católica de Honduras, que fijó su posición con respecto al problema, tratando de evitar un derramamiento de sangre. Fueron comparados los máximos dirigentes de la iglesia de Tegucigalpa y Caracas como un eje del mal.
Del ex presidente Zelaya, han hecho el mártir de la democracia, pero lo que no han dicho en ningún momento es que las urnas, las boletas y las instrucciones para su “famosa”, Encuesta No Vinculante, provenían de Venezuela y había unas turbas preparadas para apoyarla.
Razón tenían los miembros de la Asamblea de la Resistencia de Miami, cuando fueron a San Pedro de Zula, durante la Cumbre de las Américas y dijeron que las “turbas” que estuvieron frente al hotel donde se hospedaban, molestándoles y gritándoles oprobios durante largo rato, “no eran hondureñas”.
Habría que saber cuántos de estos “menesterosos” estarían formando parte en estos momentos de los llamados partidarios de “Mel”, que salieron a las calles y que estuvieron presentes en el aeropuerto durante el show mediático de Zelaya. Por cierto que después de tanto anuncio de compañía, fue sin un solo Presidente de América Latina, ni los de Argentina y Ecuador tuvieron el valor de montar en el avión, y que decir del desprestigiado “toro padre” de Paraguay, todos decidieron antes de partir de Washington una nueva estrategia, que los condujo a San Salvador.
La televisión cubana, volvió a repetir otro domingo de “Mesa Redonda”, al igual que el día 28 de junio. La desagradable cara de Randy Alonso Falcón, conocido por la población como “el perrito de aguas” (por su comparación con un perrito de aguas que vendieron en las llamadas shopping y que muchas personas compraron para situar en la parte delantera del parabrisas en los autos, que mientras se movían el perrito sacudía la cabeza como diciendo sí), estuvo todo el tiempo entre el noticiero de la una de la tarde y el de las ocho de la noche, haciendo pases constantes a Telesur, que mantenía la información del avión al minuto, incluso entrevistó a uno de los pilotos y al propio Zelaya cuando estaban en el aire. El Presidente de Venezuela dijo que el avión era del ALBA y que los pilotos (seguramente pronto Héroes Bolivarianos) eran venezolanos.
Terminado este espectáculo como todo el mundo esperaba, aquí con la noticia de dos muertos y pico, porque hay un tercero no confirmado; hay que esperar el próximo paso. Quizás la OEA acepte la proposición del nuevo gobierno hondureño de crear una Comisión y reunirse.
Hay muchas experiencias que sacar de todo esto, sobre todo la forma en que se mueve este “grupo maligno” de América Latina y la influencia que puede llegar a tener en instituciones democráticas de nivel regional y mundial.
La posición del gobierno “golpista” ha sido muy firme hasta ahora, allí todo el mundo estaba –al parecer- de acuerdo en que si no hacían algo los iban a madrugar, no obstante algunos analistas políticos han estado manifestando que le regalaron este problema a los enemigos de la libertad, por haber sido mal conducido.
Al parecer el presidente Micheletti está tratando en estos momentos de negociar, de todas formas ya Zelaya perdió, como también perdió esta izquierda maloliente de Chávez y su comparsa –separada como es natural de la otra izquierda- que hay que vigilar muy de cerca.
Pero el título de este trabajo no tiene que ver con su inicio, es más bien una pregunta que a muchos les ha quedado sin respuesta ¿qué tiene Zelaya debajo del sombrero?
Ciudad de La Habana, 6 de julio de 2009.